Dejando a un lado a los virus y bacterias, pocos organismos tienen el privilegio de decir que se encuentran en prácticamente todos los rincones del planeta. Muchos artículos y libros mencionan que hay plantas, animales y microorganismos que podemos encontrar en todo el mundo, excepto en la Antártida, pero no es el caso de los maravillosos ácaros.
Puedo apostar que, al leer la palabra ácaro, lo que se te viene a la mente son animales microscópicos que viven en el polvo de nuestros hogares y que son las causas de muchas alergias. Si eres alguien que tiene relación con las ciencias de la salud, es probable que recuerdes que algunos de estos diminutos organismos se pueden encontrar parasitando a vertebrados domésticos y silvestres. Pero, a los omnipresentes y poderosos ácaros los puedes encontrar en ambientes terrestres tales como el suelo, cuevas, sobre las plantas, sobre y dentro de los animales, en aguas marinas y en aguas continentales y, por supuesto, ¡hasta en la Antártida!, como la especie Alaskozetes antarticus.
El éxito de los ácaros en este mundo macroscópico se lo deben a diversos factores, pero definitivamente el tamaño es uno de los principales. A diferencia de sus primos arácnidos, los ácaros que aparecen en el registro fósil siempre han sido pequeños. Los ácaros más grandes son las garrapatas (Orden Ixodida), que llegan a medir un poco más de 1 cm o hasta 3 cm cuando están completamente alimentadas (Figura 1). El resto de las especies son mucho más pequeñas y van desde las micras hasta los milímetros.
Otro factor importante que influye en su enorme diversidad es que los ácaros nunca están solos. La mayoría de las especies se encuentran asociadas con otro animal, planta u hongo. Por ejemplo, hay familias completas de ácaros que han coevolucionado con sus huéspedes, como los ácaros plumícolas (superfamilias Analgoidea y Pterolichoidea) que, como su nombre lo indica, se encuentran única y exclusivamente sobre aves (Figura 2). Otro ejemplo son los ácaros del género Riccardoella, los cuales siempre son encontrados asociados con caracoles. En el caso de las plantas, los ácaros del orden Oribatida los podemos encontrar asociados desde las raíces hasta la copa de los árboles más altos. En el suelo, los ácaros cumplen una función primordial en el reciclaje de nutrientes, ya que ayudan al alimentarse de los hongos que crecen sobre los cadáveres (Figura 3) y la materia en descomposición, reincorporando esos nutrientes en el suelo a través de sus desechos.
Los ácaros también han invadido los ambientes acuáticos en más de una ocasión. La gran diversidad de ácaros acuáticos los encontramos en los cuerpos de “agua dulce”, conocidos en términos científicos como aguas epicontinentales. Estos ácaros suelen ser muy llamativos, con colores que varían entre morados hasta rojos intensos. Algo muy interesante es que en los estados juveniles estos ácaros viven como parásitos de insectos acuáticos, por ejemplo, libélulas o caballitos del diablo. Por otro lado, los ácaros marinos no tienen estas coloraciones tan llamativas, suelen ser más pequeños y no nadan libremente, sino que viven agarrados a superficies como las algas o las rocas del litoral.
Como diríamos en México, los ácaros salen hasta en la sopa. Y hablando del país, ¿sabías que hay lugares que son nombrados por los ácaros? Campeche es una palabra maya que significa “Lugar de serpientes y garrapatas”. Las garrapatas aparecen representadas también en libros y fragmentos de canciones relacionadas con el daño que causan al ganado. Inclusive, en los lugares donde se venden productos de santería puedes encontrar el famoso “polvo de garrapata”. Nada como un ácaro para hacer un buen amarre. Y lo de la sopa cobra un sentido literal si tu guisado incluye quesos europeos como el Milbenkäse, ya que en lugares como Francia o Alemania se suele utilizar al ácaro Tyrolichus casei para producir quesos gourmet.
Ahora ya sabes que hay ácaros por todas partes, pero gente interesada en la acarología no la encuentras tan fácil. Ojalá que este texto te anime a leer y aprender un poco más de estos fascinantes animales.
¿Quieres saber más?
Herrera-Mares, A. (2022), «Ethnoacarology: the cultural importance of Acari around the world«, Acarologia, 62 (1): 186-192.
Hoffmann, A. (2003), «Animales desconocidos: relatos acarológicos«, Fondo de Cultura Económica, pp. 129.