Actualmente encontramos todo tipo de plásticos en todas partes al mismo tiempo, ya sea en forma de empaques, electrodomésticos, herramientas y una enorme variedad de objetos cotidianos. Se estima que en 2019 se produjeron 460 millones de toneladas a nivel mundial y tan solo el 9% fueron reciclados, mientras que para el 2060 se espera que la producción alcance los 1,200 millones de toneladas. Al estar tan rodeados de plásticos, te has preguntado ¿qué pasa con los plásticos? ¿Cómo se degradan? ¿Qué son y cómo se forman los microplásticos?
Los plásticos son polímeros formados por numerosos tipos de compuestos químicos, tales como monómeros, oligómeros, polímeros y aditivos, en donde los aditivos se dividen principalmente en plastificantes, antioxidantes, estabilizadores térmicos y pigmentos. Los plásticos tardan cientos de años o más en degradarse; sin embargo, con su uso y desuso, se desintegran en pequeños fragmentos o partículas de plásticos con un diámetro de menos de 5 mm a través de mecanismos de aplastamiento, división y degradación. A estas partículas de plástico se les denomina microplásticos. Pero los microplásticos no son una novedad, fueron reportados desde 1970 por primera vez como residuos en aguas superficiales del Atlántico.

Los microplásticos no se producen únicamente a partir de plásticos de mayor tamaño, también se obtienen de productos de cuidado personal (como limpiadores faciales y cosméticos) y de producción industrial (como la industria textil sintética y la industria del plástico). Es alarmante la cantidad de microplásticos que se producen diariamente. Por ejemplo, se ha encontrado que plantas de tratamiento de aguas residuales descargan alrededor de 65 millones de estas partículas cada día a ambientes acuáticos.
¿Qué impacto tienen los microplásticos?
Los microplásticos representan un enorme problema ambiental, y además causan daños a la flora, fauna y al cuerpo humano. Se ha reportado que al menos 267 especies en todo el mundo se ven afectadas por este problema, incluido el 44% de las aves, el 43% de los mamíferos, el 86% de las tortugas y varias especies de peces.
Los organismos se exponen a estos contaminantes a través de ingestión oral, inhalación y por contacto con la piel dependiendo del origen y tamaño de las partículas. En humanos, los microplásticos pueden acumularse en el hígado, bazo, corazón, pulmones, timo, órganos reproductores, riñones e incluso en el cerebro. De acuerdo con su composición química (como tipo de polímero o aditivos), pueden interferir con procesos biológicos del cuerpo humano y causar alteraciones del sistema endocrino e inmunológico; además, podrían tener un impacto negativo en la movilidad, la reproducción y el desarrollo, y causar carcinogénesis.

Actualmente se han cuantificado microplásticos en diferentes tipos de alimentos como sal de mesa, azúcar, agua embotellada, té, pescado, miel, frutas empaquetadas, leche, bivalvos, entre otros. Nada más por mencionar un ejemplo, un estudio de la presencia de microplásticos en agua mineral embotellada realizado por la Universidad de Plymouth reveló que la cantidad de contaminantes era mayor en las botellas plásticas de menor calidad, es decir, las más delgadas y fácilmente deformables.

Otro ejemplo es la cuantificación en miel de abejas. Las abejas son organismos que se han utilizado como bioindicadores de contaminación ambiental (como la causada por pesticidas, insecticidas y por metales pesados) gracias a que pueden recorrer muchos kilómetros, penetran en lugares de difícil acceso y entran en contacto con todos los elementos del entorno, desde el néctar de las flores hasta el aire. De esta manera, las abejas transportan las partículas contaminantes (microplásticos en nuestro caso) a su colmena, en donde se acumulan en la miel y otros productos de la colmena.

Incluso las plantas se ven afectadas por la presencia de microplásticos. Estas partículas pueden absorberse por las raíces y son llevadas a los brotes, al néctar y al polen. Dependiendo la localización de su acumulación pueden causar cambios en la biomasa de las plantas y las características de las raíces, pero también de la actividad microbiana del suelo y, con ello, el crecimiento de las plantas. La presencia de microplásticos representa un problema generalizado en todos los ecosistemas y muchos de ellos aún no son estudiados.
¿Cómo podemos reducir la presencia de los microplásticos?
Los omnipresentes microplásticos ya invadieron todos los ecosistemas, atmósfera, suelos, mares y océanos. Están presentes en todas partes. Eliminarlos no es sencillo o al menos con la tecnología actual es imposible. Los microplásticos son resistentes a la degradación y su composición química causa diferentes tipos de toxicidad en los organismos vivos; solo el reciclaje y remover el plástico del medio ambiente no ha sido la solución definitiva o suficiente al problema. Además, es un problema creciente, por ejemplo, la pandemia de COVID-19 produjo un aumento en la producción de plásticos para la elaboración de productos médicos, cubrebocas, toallas, entre otros productos de limpieza desechables.
Aunque actualmente se han planteado diversas regulaciones internacionales para reducir la producción, transporte y comercialización de plástico, así como mejorar su recolección y reciclaje, su consumo continúa en incremento. También se ha planteado la sustitución de los plásticos por bioplásticos, es decir, aquellos que sean basados en biopolímeros; pero esta solución también es cuestionable ya que se observa que la degradación de estos puede llevar meses o no hacerlo si no se cuentan con las condiciones de tratamiento adecuadas. Otra alternativa para tratar el problema ha sido el estudio de microorganismos y enzimas que ayuden a degradar estos polímeros, pero aún hay mucho que estudiar en estos campos.
De manera personal, y aunque a veces cuesta más, podemos replantearnos estrategias individuales para reducir el consumo de productos que originan microplásticos. Los plásticos surgieron para facilitar la vida y ahora la están dañando.
Agradecimientos
Agradezco a Campos Cuánticos, Alfonso ST y a El Paleomike por el tiempo que dedicaron a revisar esta entrada y por sus comentarios para mejorarla.
Querido lector, gracias por leer esta entrada. Te invito a revisar nuestras entradas relacionadas al cambio climático.
¿Quieres saber más?
Ashrafy, A., et al. (2023), “Microplastics Pollution: A Brief Review of Its Source and Abundance in Different Aquatic Ecosystems”, Journal of Hazardous Materials Advances, 9: 100215.
Li, Y., et al. (2023), “Potential Health Impact of Microplastics: A Review of Environmental Distribution, Human Exposure, and Toxic Effects”, Environ. Health, 1 (4): 249-257.
Ziani, K., et al. (2023), “Microplastics: A Real Global Threat for Environment and Food Safety: A State of the Art Review”, Nutrients, 15 (3): 617.
Cai, Z., et al. (2023), “Biological Degradation of Plastics and Microplastics: A Recent Perspective on Associated Mechanisms and Influencing Factors”, Microorganisms, 11 (7): 1661.
1 comentario
Gerónimo Cano Gómez
muy interesante información muchas gracias!