Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa

Escrito por Juámas
Publicado en julio 9, 2024
Categoría: Viajes
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Imagina un crustáceo.

No uno cualquiera, sino uno con pinta de rockstar, viajando por el mundo en una tabla de surf, la cual también es su casa. Suena extraño, ¿verdad? Pero los encontré una mañana de invierno caminando en la playa de Zipolite, Oaxaca. Estos crustáceos nómadas son percebes, criaturas que desafían la definición de estático o sésil como decimos los biólogos.

Fig 1. Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa
Percebes (clase Cirripedia; phylum Crustacea). Créditos: Juámas.

Cuando imaginaste al crustáceo probablemente pensaste en algo más similar a un cangrejo. Y no es tu culpa: los percebes son crustáceos muy extraños. Externamente son tan diferentes a los cangrejos y a los camarones, que por mucho tiempo los naturalistas aseguraban que eran moluscos. No fue hasta que a Linneo se le ocurrió estudiar a detalle su anatomía y comparar sus larvas con la de otros moluscos, que nos dimos cuenta de que no tenían nada que ver. En realidad, su composición anatómica y su estado larvario, los emparenta con todos los crustáceos.

Fig 2. Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa
Anatomía de un nómada sésil. El individuo se encuentra en el capítulo, protegido por cinco o seis placas calcáreas. Se sujetan al sustrato por medio de su pedúnculo, y se alimentan del detrito marino por medio de sus cirros. Créditos: Ashly Pastor.

Podríamos hablar durante horas sobre el cuerpo de los crustáceos, y lo evolutivamente plásticos que son. Pero hoy me quiero centrar en lo que significa ser sésil, y así abordar un tema tangencial pero de suma relevancia: las islas de basura y lo que implica para estos organismos. 

Ser sésil significa estar anclado a un sustrato, por lo que ser sésil y ser nómada son antónimos. Pero ¿qué pasa si a pesar de que nunca sales de tu casa, es tu casa la que recorre el mundo? Entonces te conviertes en un nómada sésil.

Los viajeros sin dirección son como rebeldes sin causa

Estos percebes (clase Cirripedia; phylum Crustacea) son como los hippies del mar: se aferran a cualquier sustrato y viajan por el mundo fluyendo con las corrientes marinas. No tienen brújula, ni manera de decidir a dónde quieren ir, solo la fuerza de sus pedúnculos para sujetarse a su tabla de surf improvisada. Y aunque no tienen su propia columna de viajes en La BioZona, su viaje es tan épico como los de Sfiore o Luciferasa.

Cuando los vi en gran número cubriendo la playa, no pude evitar detenerme para ver qué especie eran y tomarles fotos. De inmediato pregunté a los demás turistas, quienes aseguraron que se trataban de los codiciados percebes Pollicipes pollicipes de alto valor culinario. Pero en realidad eran del género Lepas, probablemente L. anserifera o L. anatifera que, aunque también son percebes en toda regla, son nómadas y están adaptados para ser mucho más pequeños, por lo cual no alcanzan el mismo estatus culinario. 

Su capítulo con cinco o seis placas calcáreas, su pedúnculo y su estilo de vida los distinguen; están atados a la deriva, a merced del vaivén de las mareas. Oh, la insoportable flotabilidad del cirrípedo. Este curioso estilo de vida nómada lleva a replantearnos lo que significa ser «sésil». ¿Es necesario estar fijo en un lugar geográfico, o basta con estar aferrado a un sustrato aunque éste se mueva? ¿Puedes ser sésil a pesar de que tu sustrato esté en constante movimiento, como estos percebes que se dejan llevar por las corrientes oceánicas?

Fig 3. Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa
Comparación de tres especies de percebes. A. Lepas anserifera, B. Lepas anatifera, y C. Pollicipes pollicipes. Créditos: Enciclo vida.

Las corrientes marinas: el Uber del océano

¿Pero de dónde vienen estos percebes? Mi primera hipótesis fue que el agua fría y los meses de invierno indican que estos individuos usaron la Corriente de California como autopista. Cuando me zambullí en la literatura para encontrar algo que apoyara mi idea, me di cuenta de que el océano tiene dinámicas muy complejas. 

Las corrientes son un tipo de Uber oceánico que usan las especies para sus migraciones anuales, como la que toman las tortugas marinas en la película Buscando a Nemo. La Corriente de California es una corriente marina que se origina en el norte del Océano Pacífico y fluye hacia el sureste a lo largo de la costa oeste de América del Norte, hasta Baja California, donde se desvía hacia el oeste. Es una corriente oceánica importante que transporta agua fría rica en nutrientes desde las regiones polares hacia el sur, influyendo significativamente en el clima y la vida marina a lo largo de su recorrido.

Pero la corriente de California se desvía muy al norte como para tener una influencia directa en las costas oaxaqueñas. El biólogo Aldozj me apuntó hacia las surgencias, un fenómeno meteorológico que provoca que las aguas frías ricas en nutrientes suban y reemplacen las aguas cálidas de la superficie. Por lo que tenemos una interacción compleja, de la corriente del domo de Costa Rica que a su vez es influenciada por la contracorriente norecuatorial, el cuenco de Tehuantepec y la Corriente de California. A todo esto se le suma el fenómeno de El Niño, que altera considerablemente el flujo de las corrientes superficiales.

Fig 4. Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa
Mapa de las interacciones de las corrientes frente a la costa oaxaqueña en México: domo de Costa Rica, contracorriente norecuatorial, cuenco de Tehuantepec y la Corriente de California. Créditos: Ma, Q., et al. (2021).

Las corrientes marinas tienen un papel esencial en esta historia. Son el pulso del océano, regulan su ritmo y desempeñan un papel fundamental en la vida de estas criaturas y en el clima marino. Pero, ¿qué sucede cuando estas corrientes cambian su rumbo o disminuyen debido al cambio climático? El cambio climático pone en riesgo las rutas migratorias y el flujo de nutrientes del océano.

Islas de basura

Ahora déjame contarte sobre otro fenómeno intrigante que se vincula con los mares del Pacífico: las infames «islas de basura». Evidentemente, no son paradisíacas islas de arena y palmeras, sino acumulaciones masivas de residuos humanos que flotan a la deriva. Estas islas, como la Gran Mancha de Basura del Pacífico, son áreas en el océano donde nuestros residuos, principalmente plásticos, se acumulan debido a las corrientes oceánicas.

Fig 5. Nómadas sésiles: los viajeros que nunca salen de su casa
La Gran Mancha de Basura del Pacífico es la zona de acumulación de plásticos más grande de las cinco reportadas en el mundo. Créditos: The Ocean Cleanup.

La Gran Mancha de Basura del Pacífico, la más grande de todas, se compone de vastas extensiones de plástico y otros desechos, formando una capa que flota en el océano y limita la zona fótica. El término «isla» puede ser un poco engañoso, ya que no son extensiones sólidas de tierra. Estas acumulaciones son más bien parches difusos esparcidos por el agua, que podríamos describir como una sopa de plástico. Lamentablemente te puedo asegurar que has visto algún cuerpo de agua lleno de botellas PET. Pues imagina algo así, solo que a escalas oceánicas inmensas: 700 mil kilómetros cuadrados de pura basura.

Lo más inquietante es que estas «islas de basura» de alguna manera, han creado un ecosistema propio. Organismos pequeños, desde microorganismos hasta pequeños peces, han encontrado maneras de adaptarse y vivir entre los desechos. Aunque hay organismos viviendo ahí, la cantidad de residuos tóxicos que acumulan en sus cuerpos son indicación de que no es un ecosistema saludable.

Conclusión

El océano administra la energía que nos llega del Sol y regula una buena parte del flujo de nutrientes en el planeta. Su influencia va desde el clima hasta los alimentos que consumimos, y es responsabilidad nuestra protegerlo. Nuestra responsabilidad no termina al «depositar la basura en su lugar», ya que aún corre el riesgo de terminar en el océano.

Así que, la próxima vez que estés en la playa contemplando las olas te invito a cuestionarte: ¿Cómo podemos ser más conscientes de nuestras acciones y preservar el delicado equilibrio marino? ¿De qué manera nuestras elecciones diarias afectan a los organismos que dependen de las corrientes y lidian con las consecuencias de la contaminación plástica? No hablo solo de nuestro consumo de plástico desechable, sino de qué tan activamente nos involucramos en conocer la cadena que siguen los desechos que producimos. ¿Quién se encarga de procesarlos? ¿En dónde terminan? Estas preguntas no las hago porque conozca la respuesta, sino porque quiero saberlas. Y usaremos este espacio en el blog para ir aprendiendo juntos, sobre todo en Agosto, mes del cambio climático. Deja en los comentarios tus inquietudes y las abordaré a más detalle en otra entrada.

Epílogo

El comité editorial piensa que esta nota tiene un tono triste, así que me recomendaron cerrar con una historia para animarlos. Se llama El percebe Feo. Créditos: Patricio Estrella.

Había una vez un percebe feo. Era tan feo, que todos se murieron.

FIN

Agradecimientos

Agradezco a El Paleomike por sus oportunos comentarios para mejorar el texto, a Sensu Lato por su ojo a los detalles, y a Aldozj por aclarar mis dudas sobre oceanografía y taxonomía de percebes. Gracias Gina Lupi por acompañarme a contemplar el océano junto al mate de las mañanas.

¿Quieres saber más?

Brusca, R.C. & Brusca, G. J. (2005), «Invertebrados«, p. 968.

Hinojosa, I., et al. (2006), «Distribución geográfica y descripción de cuatro especies de cirripedios pelágicos a lo largo de la costa chilena del Pacífico sur este – una aproximación zoogeográfica«, Revista Chilena de Historia Natural, 79: 13-27.

Kessler, W. S. (2006), «The circulation of the eastern tropical Pacific: A review«, Progress in Oceanography, 69 (2-4): 181-217.

Percebes nómadas

Percebes blancos

Conchas falsas: El percebe y el ladrón de percebes

Great Pacific Garbage Patch

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