El fuego siempre estuvo fuertemente relacionado a la vida y desarrollo del ser humano. ¿Pero qué pasa con el fuego y el bosque? Sabemos que los incendios forestales existen desde que existen los bosques, hace millones de años, pero nos es inevitable ver al fuego como una amenaza. Cuando pensamos en un incendio forestal, lo asociamos con destrucción, muerte, intoxicación, algo antinatural, pero esto no siempre es así.
Si bien el mayor porcentaje de los incendios forestales en la actualidad son antropogénicos (causados por el hombre, ya sea por negligencia o intencionalidad) también tenemos un porcentaje de incendios forestales que comienzan por causas naturales, y que incluso son necesarios.
¿Pero qué impacto tiene el fuego en el bosque y su ecosistema?
Estas preguntas encaminaron la creación de una nueva disciplina científica llamada ecología del fuego. Esta estudia el papel del fuego en la naturaleza y, con datos, pruebas y observaciones, busca resolver preguntas y brindar soluciones a la problemática que pueden llegar a generar los incendios forestales.
Bien, bien, ¿pero entonces el fuego es amigo o enemigo?
Si bien la ecología del fuego es un área muy joven y en continuo aprendizaje, logramos descifrar algunas preguntas. Podemos decir que los incendios y el fuego propiamente dicho pueden ser de carácter renovador o destructor dependiendo de la intensidad. Los incendios forman parte del ciclo biológico de la historia de la tierra, los de baja intensidad generan paisajes heterogéneos y, esa heterogeneidad de ambientes permite también una diversidad de fauna.
Es un poco difícil ver al fuego como un proceso natural, pero si logramos aceptar esta visión, comprenderemos que el fuego está íntimamente relacionado con la evolución de los ecosistemas y los organismos. Por otro lado, parece haber una relación directa entre la elevada biodiversidad y la frecuencia de incendios: a más biodiversidad, más incendios; es como si el mismo ecosistema al llegar al clímax y estar saturado encontrase descompresión por medio del fuego. Incluso hoy en día los incendios considerados de baja intensidad se utilizan para remineralizar el suelo, quitar especies de plantas invasoras, etc. No debemos olvidar que gran parte de nuestro avance como especie se lo debemos al fuego.
¿Cómo sabemos si un incendio es renovador o destructivo?
Esto depende de ciertos factores como los que afectan propiamente al comportamiento del fuego (humedad relativa, temperatura, pendiente, vientos locales, humedad de la vegetación, entre otros) y los de competencias entre especies, en función de la adaptación o resistencia al fuego.
Un fuego destructivo es uno que perjudica a las comunidades biológicas que, aunque adaptadas al mismo, son eliminadas y la recuperación del ecosistema se vuelve más lenta.
Un fuego renovador, por otro lado, es aquel que mejora la calidad del bosque abriendo paso a nuevas plántulas, con menos competencia, eliminando las enfermas o más grandes, renovando pastizales. No olvidemos que el bosque es un lugar donde existe una competencia por la disponibilidad de luz y alimento, el fuego es el que cierra un ciclo y comienza uno nuevo.
¿Entonces cuándo podemos considerar al fuego como un enemigo?
Bajo mi visión, el fuego es un excelente aliado y un pésimo amo, entonces el enemigo no resulta ser el fuego sino más bien el humano y su mal uso del fuego como herramienta. Un bombero forestal utilizará el fuego para un fin positivo (quemas prescriptas para reducir la disponibilidad de combustible, generar ventanas de oportunidad o incluso ayudar a el ecosistema a que se mantenga estable y contrafuegos para combatir incendios forestales), pero un ser humano con malas intenciones o falta de información lo utilizará de forma negativa o negligente, haciendo que este sea insertado en el bosque de forma antinatural y sin control, lo que termina en desastres ambientales y/o sociales.
¿Qué soluciones tenemos para que se acaben los incendios forestales?
Primero debemos cambiar la visión negativa del fuego, ser conscientes de que el fuego va a llegar, sea de forma natural o antropogénica.
De esta forma, considerar al fuego como parte del paisaje nos ayuda a prepararnos para cuando toque nuestra puerta. Así como elegimos donde edificar por el tipo de suelo, la inclinación y la vista, también podemos considerar un parámetro “zonas de mayor y menor riesgo de incendios” para elegir donde construimos. También tomar medidas de seguridad como limpiar a los alrededores de la casa siempre considerando su inminente llegada es responsabilidad nuestra como propietarios de las estructuras.
También entender que si ya afectamos al bosque con nuestra presencia, tenemos la responsabilidad de gestionarlo para su mayor conservación, realizando quemas prescriptas o reducción de combustible, generar ventanas de oportunidad para que los sistemas de extinción tengan oportunidades de detener o disminuir su avance al mismo tiempo que reducimos el riesgo de que este incendio sea destructivo en su totalidad.
Por otro lado, en zonas de preservación como parques nacionales o reservas donde el ecosistema no fue afectado por el ser humano es muy probable que se generen incendios por rayos, estos casos son muy interesantes para observar, monitorear y evaluar como el incendio avanza en el ecosistema de forma natural, comprender que sus ciclos generan adaptación y resiliencia al mismo tiempo que nos permite recolectar más información para entender más de este fascinante mundo.
Como última reflexión me gustaría animarlos a preguntar a expertos locales sobre cómo funciona la ecología del fuego en sus zonas. No es lo mismo un ecosistema de bosques de ciprés de la Patagonia argentina/chilena y los ecosistemas del delta del Paraná (Buenos Aires, entre ríos y Santa Fe) o la amazonia de Brasil y Bolivia. Cada ecosistema tiene ciclos de incendios distintos, problemáticas distintas y posibles soluciones.
¿Quieres saber más?
Pausas, J. G. (2012), “Incendios Forestales”, Catarata y CSIC, España.
Shlisky, A., et al. (2007), “El fuego, los Ecosistemas y la Gente: Amenazas y Estrategias para la Conservación Global de la Biodiversidad”, Informe Técnico de la Iniciativa Global para el Manejo del Fuego? The Nature Conservancy. Arlington, VA.
Bases Conceptuales para el manejo integral del fuego
Roig, F. A. (2000), «Dendrocronología de America Latina«, Ediunc, 1a ed., Argentina.