¿Sabes cómo se manejan los residuos en México?

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Es temprano por la mañana. A lo lejos suena una campana que se acerca cada vez más: es el camión de la basura. Recuerdas que no la sacaste anoche y corres en pijama a dejarla en el lugar que corresponde. Fiuf, tu parte del trabajo está completa, pero ¿qué pasa con la basura después? ¿Sabes cómo se manejan los residuos en México? En México se generan alrededor de 39 mil toneladas de residuos orgánicos diariamente.

Una de las problemáticas que se han acentuado en años no tan recientes, en tanto que los patrones de consumo de las poblaciones humanas han ido en aumento, es la producción de residuos urbanos y la necesidad de caracterizarlos para poder dar una opción de manejo. Por ello, en México existen distintas leyes a nivel federal que nos ayudan a prevenir, mitigar y controlar el impacto ambiental de las actividades humanas en general, entre ellas se encuentran: la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, Ley General de Vida Silvestre, Ley de Aguas Nacionales, Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, Ley General de Cambio Climático, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, Ley de Desarrollo Rural Sustentable, Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, y la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental. Adicionalmente, en el contexto local, la Ciudad de México cuenta con la Norma Ambiental para el Distrito Federal (NADF-024-AMBT 2013), en la que se establecen los lineamientos para la separación, clasificación, recolección selectiva y almacenamiento de residuos, a fin de reducir el volumen de basura en los rellenos sanitarios y la generación de contaminantes. 

Figura 1. Propuesta de separación de residuos sólidos urbanos.

Aunque la cantidad de cada tipo de residuo (Figura 1) depende de cada estado de la república mexicana, alrededor del 38% del total de residuos en México representa la fracción orgánica. Esta fracción es principal causa de la generación de emisiones de gases contaminantes y forma muchos lixiviados, es decir, los líquidos de la etapa de descomposición que se filtran a través de los estratos sólidos y que pueden arrastrar elementos tóxicos disueltos. Los lixiviados son tóxicos cuando no se tratan adecuadamente, puesto que tienen un alto contenido orgánico, nitrógeno, fósforo, agentes patógenos y componentes tóxicos como metales pesados, ácidos grasos volátiles y amoniaco. Pero con un tratamiento apropiado, esta porción puede aprovecharse de manera importante.

Por esa razón, en la norma ambiental para el Distrito Federal NADF-020-AMBT-2011 se establecieron los requisitos mínimos para la producción de composta a partir de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos generados de actividades forestales, pecuarias o agrícolas en lo que actualmente se conoce como Ciudad de México y que rebasen la cantidad de 500 kg/día.

La composta es el producto de la desintegración de residuos orgánicos (Figura 2), que pueden ser de origen animal, vegetal o de los propios microorganismos presentes en el suelo. Es un proceso realizado por organismos descomponedores (tanto macro como microorganismos) y da como resultado un producto con nutrientes necesarios para el suelo, es un excelente abono cuando tiene un grado de madurez adecuado.

Figura 2. Componentes del proceso de compostaje.

Cuando en este proceso participan microorganismos que requieren oxígeno, existe una fase mesófila, con una temperatura ambiente que va en aumento conforme pasan los días hasta llegar a los 45°C y un pH bajo (de 4.0 a 4.5). La siguiente es una fase termófila, en la que participan microorganismos (principalmente bacterias) que soportan temperaturas mayores. En esta fase se requiere de un espacio adecuado para el proceso de descomposición de materia orgánica a compuestos más simples, como azúcares, aminoácidos y precursores fenólicos; además, se necesitan características físicas adecuadas, tales como humedad y temperatura, para que sea mucho más eficiente el consumo de la materia en estado de descomposición (Figura 3).

Figura 3. Relación entre la temperatura, oxígeno y pH en las fases del compostaje aerobio.

También se puede dar un tipo de descomposición en la que no es necesario el oxígeno, porque participan microorganismos específicos en ese proceso y el resultado es un gas, metano o dióxido de carbono. Pero esa es otra historia…

En cualquier proceso de compostaje (con o sin oxígeno) se obtiene un lixiviado y para evitar que estos alcancen los suelos y los mantos freáticos, se estableció la norma mexicana NMX-AA-180-SCFI-2018. En ella se mencionan los “Métodos y procedimientos para el tratamiento aerobio de la fracción orgánica de los Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial, así como la información comercial y de sus parámetros de calidad de los productos finales”.

Resulta complejo establecer una composición específica de un lixiviado (Figura 4), pero puede ser medida a partir de sus parámetros químicos (tanto orgánicos como inorgánicos), físicos y toxicidad. De esta manera, se pueden clasificar en: lixiviados jóvenes que contienen materia orgánica fácilmente biodegradable y tienden a presentar un pH que va de 6 a 7, las cantidades de amonio y de nitratos son relativamente bajas; y lixiviados maduros que presentan pH entre 7 y 8, y nutrientes en bajo contenido.

Figura 4. El lixiviado puede ser de color rojizo, marrón o negro dependiendo de la cantidad de componentes oxidativos que contenga.

Entonces, ¿cómo sabemos qué hacer con los residuos y/o con los lixiviados?

Para ello es necesario revisar las normativas correspondientes para cada caso. En particular, en la Norma Oficial Mexicana (NOM) NOM-083-SEMARNAT-2003 se especifica la manera de seleccionar los sitios de disposición final de residuos sólidos urbanos y de manejo especial, así como el diseño, la construcción, operación, monitoreo, clausura y obras complementarias de estos; esta norma es de observancia obligatoria para entidades públicas y privadas responsables del manejo de este tipo de residuos. Por otra parte, para saber las características de toxicidad que pudieran tener los lixiviados se debe revisar la NOM-052-SEMARNAT-1993, en donde se enlistan los límites que hacen a un residuo sólido urbano como peligroso y de manejo especial; y la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para decidir el tipo de residuo a tratar y cuál es su mejor manejo.

Como puedes ver, el problema de la basura no termina cuando se la entregas clasificada al camión recolector, este es apenas el comienzo del largo proceso de tratamiento de residuos. ¿Sabes cómo se tratan los residuos en tu país? ¿Conoces la normatividad relacionada?

¿Quieres saber más?

DOF. (2003). Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003. Especificaciones de protección ambiental para la selección del sitio, diseño, construcción, operación, monitoreo, clausura y obras complementarias de un sitio de disposición final de residuos sólidos urbanos y de manejo especial.

DOF. (2005). Norma Oficial Mexicana NOM-052-SEMARNAT-2005 que establece las características, el procedimiento de identificación, clasificación y los listados de los residuos peligrosos.

DOF. (2011). Norma Ambiental para el Distrito Federal NADF-020-1MBT-2011. Que establece los requerimientos mínimos para la producción de composta a partir de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, agrícolas, pecuarios y forestales, así como las especificaciones mínimas de calidad de la composta producida y/o distribuida en el Distrito Federal.

DOF. (2018). Declaratoria de vigencia de la Norma Mexicana NMX-AA-180-SCFI-2018, que establece los métodos y procedimientos para el tratamiento aerobio de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos y de manejo especial, así como la información comercial y de sus parámetros de calidad de los productos finales.

DOF. (2022). Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.

SEMARNAT. (2012). Informa de la situación del medio ambiente en México. Compendio de estadísticas ambientales indicadores clave y de desempeño ambientan.

Sedema. (2013). Norma Ambiental para el Distrito Federal NADF-024-AMBT-2013, que establece los criterios y especificaciones técnicas bajo los cuales se deberá realizar la separación, clasificación, recolección selectiva y almacenamiento de los residuos del Distrito Federal.

Olcina, C. J. (2011), “Megaciudades: espacios de relación, contradicción, conflicto y riesgo“, Investigaciones Geográficas, 54: 171-201.

Román, P., et al. (2013). “Manual de compostaje del agricultor. Experiencias en América Latina“, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Granada Torres, C. A. & Millan, Y. P. (2015), “Caracterización del lixiviado agroecológico a partir de residuos orgánicos de cultivos“, Revista de Investigación Agraria y Ambiental, 6 (2): 169-182.

Varnero M., M. T., et al. (2007), “Índices de fototoxicidad en residuos orgánicos durante el compostaje“, R. C. Suelo Nutri. Veg., 7 (1): 28-37.

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