Mente y cuerpo: una alianza sorprendente para tu salud

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¿Alguna vez te has preguntado cuál es la relación entre la mente y el cuerpo? “Mente sana en cuerpo sano” es una frase muy común, pero ¿hay alguna evidencia científica que respalde esta afirmación? Un artículo reciente publicado en Nature sugiere que el cerebro puede influir en la forma en que una persona se enferma y se recupera, y que existe una interacción compleja entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico. Además, se ha demostrado que la actividad neuronal puede ser afectada por el estado corporal, lo que sugiere una conexión bidireccional entre la mente y el cuerpo. Este enfoque integral abre nuevas preguntas sobre cómo nuestra salud y bienestar pueden ser influenciados por múltiples sistemas del cuerpo.

El artículo, escrito por Diane Kwon, lleva por título “Tu cerebro podría estar controlando cómo te enfermas – y cómo te recuperas” (Your brain could be controlling how sick you get — and how you recover) y se basa en la investigación de cómo el sistema nervioso y el sistema inmunológico interactúan para regular la respuesta del cuerpo ante la enfermedad.

Mente sobre cuerpo: Control top-down

Kwon cita una serie de trabajos que exploran la participación de algunas regiones cerebrales en la respuesta inmune. Una de estas regiones es el área ventral tegmental (VTA), la cual tiene un papel importante en el sistema de recompensa, la motivación y la cognición. Estudios realizados por el grupo de Asya Rolls, de Technion en Israel, encontraron que la activación de neuronas del VTA disminuye el crecimiento tumoral en modelos de cáncer pulmonar y de piel. Si bien esta  activación fue realizada mediante herramientas quimiogenéticas (con fármacos específicamente diseñados para activar a estas neuronas), estos resultados dan pie al estudio de Ben-Shaanan, et al. (2018) sobre cómo el estado psicológico de los pacientes puede impactar en la progresión del cáncer.

Otra región del sistema nervioso que destaca por su capacidad de activar el sistema inmune es el hipotálamo, el cual a su vez también regula procesos fisiológicos como el apetito y la temperatura. En este sentido, se ha descrito que algunas neuronas hipotalámicas pueden controlar la aparición de síntomas como fiebre y pérdida de apetito en respuesta a procesos infecciosos. De manera interesante, se ha reportado que las condiciones de estrés pueden afectar tanto al sueño, induciendo insomnio, como a la respuesta inmune, produciendo inmunosupresión. Recientemente, Li y colaboradores (2020) describieron un circuito entre neuronas del hipotálamo que subyace a ambas alteraciones inducidas por el estrés en ratones. 

Si bien paulatinamente se han ido incrementando los estudios de investigación básica que tratan de responder estas cuestiones, se espera que el conocimiento generado pueda ser trasladado al área clínica. En este aspecto, una de las herramientas que se han empleado es la estimulación del nervio vago, el cual transmite estímulos viscerales y regula el sistema parasimpático. En un ensayo clínico realizado en pacientes con artritis reumatoide, se observó que la estimulación del nervio vago, mediante un dispositivo que fue previamente implantado, disminuye la cantidad de factores que promueven la inflamación, como el factor de crecimiento tumoral (TNF) y algunas interleucinas (citocinas que regulan la respuesta inflamatoria); además, según Koopman, et al. (2016), disminuye significativamente los síntomas durante el periodo en que se realiza la estimulación.

Cuerpo sobre mente: ¿Control bottom-up?

Ahora, ¿qué pasa en el otro sentido? ¿Puede el estado corporal influir en la actividad neuronal? Aunque esta pregunta ha estado presente en la humanidad desde hace siglos, un trabajo reciente publicado también en Nature, muestra evidencia de cómo el estado corporal puede modificar la actividad cerebral y producir una respuesta conductual. 

En este artículo, los autores Inoue, et al. (2023) realizaron una manipulación optogenética capaz de incrementar la frecuencia cardiaca en ratones, lo que provocó que se desencadenaran conductas ansiosas en condiciones en las que normalmente no lo harían. Este cambio en la frecuencia cardíaca activó regiones cerebrales relacionadas con la interocepción, es decir, la percepción de lo que sucede en los estados internos del cuerpo. Estos resultados van en línea con observaciones clínicas en las que se ha encontrado un aumento de la probabilidad de padecer afecciones cardiacas entre pacientes con desorden de pánico.

En la salud y en la enfermedad

Algo interesante de estas investigaciones es que tratan de una manera integral la relación que existe entre los diferentes sistemas del cuerpo (sistema nervioso, sistema inmunológico, sistema circulatorio…), así como los efectos de esta interacción sobre el estado fisiológico del organismo, ya sea en la salud o en la enfermedad. A su vez, abren viejas interrogantes sobre cómo la información que se percibe del ambiente exterior, así como de las condiciones internas del cuerpo, pueden tener un impacto en los estados fisiológicos del organismo y en las respuestas conductuales que tenemos ante estas condiciones. 

¿Quieres saber más? 

Kwon, B. D. (2023), “Your brain could be controlling how sick you get — and how you recover“, Nature, 614: 613-615.

Ben-Shaanan, T.L., et al. (2018), “Modulation of anti-tumor immunity by the brain’s reward system“, Nat Commun, 9: 2723.

Koopman, F. A., et al. (2016), “Vagus nerve stimulation inhibits cytokine production and attenuates disease severity in rheumatoid arthritis“, PNAS, 113 (29): 8284-8289.

Li, S-B., et al. (2020), “Hypothalamic circuitry underlying stress-induced insomnia and peripheral immunosuppression“, Science Advances, 6 (37): eabc2590.

Inoue, M., et al.(2023), “Cardiogenic control of affective behavioural state”, Nature, 615: 292–299.

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