Estamos reconstruyendo el sitio y trabajamos en horarios de bajo tráfico. Planeamos terminar antes de fin de diciembre. Gracias por tu paciencia.

Historias terroríficas de parásitos manipuladores

Escrito por Félix Matadamas Martínez
Publicado en octubre 29, 2024
Categoría: Biología
Valoración:
()

A lo largo del tiempo se ha analizado el comportamiento animal y mucho se ha hablado de cómo algunos animales cambian su comportamiento habitual, por ejemplo, al perder el miedo, encontrarse en estado de letargo o ser más agresivos. Una de las causas más terroríficas de dichos cambios son los parásitos.

El término parasitismo se refiere a una relación que ocurre cuando un organismo (parásito) sobrevive a expensas de otro ser vivo, al cual se le llama hospedero, causándole daño. Algunos parásitos necesitan de varios hospederos para completar sus complejos ciclos de vida. Estudios recientes han demostrado cómo algunos parásitos pueden manipular a sus hospederos modificando su conducta para asegurar su supervivencia. Veamos algunos ejemplos.

Historias terroríficas de parásitos

Plasmodium es el responsable de la enfermedad parasitaria conocida como malaria o paludismo y es uno de los parásitos más peligrosos y letales, cobrando la vida de más de 600,000 personas a nivel mundial en el año 2022. Este parásito se transmite a los humanos por la picadura de un mosquito Anopheles infectado y tras una nueva picadura regresa al insecto para completar su ciclo de vida. Investigaciones han demostrado que Plasmodium puede alterar el olor de personas infectadas produciendo un perfume de atracción para otros mosquitos, de tal manera que aumenten su probabilidad de transmisión (Figura 1).

Fig 1. Historias terroríficas de parásitos manipuladores
Figura 1. Fotografía del mosquito transmisor de la malaria (izquierda) y célula de la sangre infectada con el parásito Plasmodium (derecha).

Otro caso es el de Toxoplasma gondii, éste infecta a muchos mamíferos, incluyendo al humano. Sin embargo, el parásito necesita llegar a sus hospederos definitivos, que son los felinos (gato, leopardo, puma, etc.) para completar su ciclo biológico y perpetuar su existencia. Investigaciones realizadas demostraron que ratones y chimpancés infectados con el parásito son más activos y menos temerosos de sus depredadores, también se sienten atraídos por el olor de la orina del gato y leopardo respectivamente. Hoy en día se sabe que el parásito altera la producción de neurotransmisores como la dopamina, u hormonas como la testosterona, moléculas importantes en el comportamiento. En humanos, sabemos que las personas que tienen anticuerpos (proteínas del sistema inmune que se producen después de una infección por el parásito) contra T. gondii presentan mayor probabilidad de tener algún accidente de tráfico, por lo que se cree que el parásito puede provocar un comportamiento más arriesgado y atrevido como en el caso de los roedores (Figura 2).

Fig 2. Historias terroríficas de parásitos manipuladores
Figura 2. El gato es uno de los hospederos definitivos de la toxoplasmosis y formas parasitarias de Toxoplasma gondii.

Otros parásitos pasan por diferentes procesos de metamorfosis y adoptan diferentes formas pasando por diferentes hospederos; por ejemplo, en su fase de adulto, el gusano plano Dicrocoelium dendriticum se aloja en el hígado de herbívoros que pastan como las vacas y ovejas. Si el gusano adulto elimina sus huevos en la materia fecal de sus hospederos cerca de depósitos acuíferos, éstos son ingeridos por caracoles. Dentro del caracol los huevos eclosionan liberando una larva envuelta en mucus que posteriormente será ingerida por otro hospedero, que son las hormigas (Formica polyctena). Estudios recientes han demostrado que el parásito altera el cerebro de las hormigas convirtiéndolas en “zombies”, es decir, las hormigas infectadas se pegan a la vegetación al amanecer y al anochecer y se quedan inmóviles, este horario coincide con la actividad de intenso pastoreo y donde son más probable que sean ingeridas por sus hospederos herbívoros definitivos. De este modo, el parásito puede completar su ciclo vital (Figura 3).

Fig 3. Historias terroríficas de parásitos manipuladores
Figura 3. Fotografía de la hormiga Formica polyctema infectada con Dicrocoelium dendriticum exponiéndose para ser depredada.

Un último ejemplo de parásitos que modifican la conducta de su hospedero es Euhaplorchis californiensis (Figura 4). El ciclo de vida de estos parásitos comienza en un caracol cornudo (Cerithidea californica) que habita en el océano, donde produce larvas que luego buscan su siguiente hospedero: un pez killi (Fundulus parvipinnus). Una vez que infecta al pez, el parásito llega hasta el cerebro e induce cambios neuronales; hay una disminución de la serotonina y aumenta los niveles de dopamina, dos neurotransmisores que controlan la locomoción y el comportamiento social del pez. Estos cambios estimulan al pez a nadar y comportarse de forma más agresiva; el pez se agita, se sacude y salta con la finalidad de ser depredado por su hospedero definitivo, un ave acuática, y cerrar su ciclo de vida.

Fig 4. Historias terroríficas de parásitos manipuladores
Figura 4. Ciclo de vida de Euhaplorchis californiensis.

Todas estas historias te pueden parecer descabelladas y quizá alejadas de tu realidad cotidiana, pero recordemos que las enfermedades parasitarias han producido a través de los tiempos muchas muertes y pérdidas económicas. En el caso de México, debido a su diversidad geográfica y a la desigualdad social, se presentan diferentes enfermedades parasitarias y, por este motivo, es necesario estudiar el comportamiento de los parásitos dentro de sus hospederos para tener mayor conocimiento de estas infecciones, así como para la búsqueda de tratamientos adecuados. 

Agradecimientos

Agradezco a la M. en C. Ruth Rodríguez Sánchez, del Laboratorio de Parasitología de la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Infecciosas y Parasitarias-UMAE Hospital de Pediatría CMN siglo XXI, por su apoyo en la revisión del borrador de esta entrada. También agradezco a Auricularium y el Magizoólogo por contribuir en la revisión.

¿Quieres saber más?

Robinson, A., et al. (2018), «Plasmodium-associated changes in human odor attract mosquitoes«, PNAS, 115 (18): E4209-E4218.

Poirotte, C., et al. (2016), «Morbid attraction to leopard urine in Toxoplasma-infected chimpanzees«, Current Biology, 26 (3): R98-9.

Zouei, N., et al. (2018), «The association of latent toxoplasmosis and level of serum testosterone in humans«, BMC Res Notes, 11 (1): 365.

Omidian, M., et al. (2022), «Acute toxoplasmosis can increase serum dopamine level«, Journal of Parasitic Diseases, 46 (2): 337-342.

Flegr, J., et al. (2002), «Increased risk of traffic accidents in subjects with latent toxoplasmosis: a retrospective case-control study«, BMC Infectious Diseases, 2: 11.

Gasque, S. N., et al. (2023), «Expression of trematode-induced zombie-ant behavior is strongly associated with temperature«, Behavioral Ecology, 34 (6): 960-968.

Shaw, J. C., et al. (2008), «Parasite manipulation of brain monoamines in California killifish (Fundulus parvipinnis) by the trematode Euhaplorchis californiensis«, Proc Biol Sci., 276 (1659): 1137-46.

Informe mundial sobre la malaria 2022

¿Te ha gustado este artículo?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este artículo.

Siento que este artículo no te haya gustado...

¡Déjame mejorar este artículo!

Dime, ¿Cómo puedo mejorar este artículo?

Deja el primer comentario