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Los moluscos son organismos invertebrados que tienen representación en una gran variedad de ecosistemas en todo el planeta. Los podemos encontrar desde las profundidades marinas hasta en las altas montañas terrestres. Se han adaptado tanto a los distintos ambientes, que han logrado colonizar el medio continental desde etapas tempranas de su formación, teniendo registros fósiles desde hace alrededor de 65 millones de años.

A grandes rasgos, se reconocen un par de formas de moluscos continentales, los vermiformes (que incluyen a las babosas y a las semi babosas) y los caracoles terrestres (Figuras 1-4). Las babosas tienen un cuerpo alargado y un par de tentáculos en la porción cefálica, carecen de torsión corporal (es decir, el enrollamiento de la masa visceral de alrededor de 180 grados que comienza durante el desarrollo hasta la etapa adulta de los caracoles) y de cualquier vestigio de concha. Las semi babosas por su parte, también presentan un cuerpo estirado y, además, en su fracción media del cuerpo tienen un vestigio de concha que puede o no estar cubierta por el manto. Por otro lado, los caracoles presentan dos porciones, una blanda en la que se concentran los órganos vitales y que puede estar enrollada (hacia la izquierda o hacia la derecha) y una estructura consistente o dura que conocemos como concha de caracol. 

Figura 1. Babosa terrestre de nombre Malacolimax tenellus, encontrada en la localidad de Piemonte, Italia. Foto tomada de Naturalista.
Figura 2. Especie de semi babosa Gaeotis flavolineata endémica de Puerto Rico. Molusco arbóreo semi transparente que llega a medir alrededor de 5 cm de longitud de concha. 
Figura 3. Concha de Salasiella camerata. Ejemplar encontrado en el suelo de la selva de Los Tuxtlas en Veracruz; mide alrededor de 2 mm y perteneció a un individuo en estadio adulto. Foto de Etel Sánchez Méndez 
Figura  4. Caracol del género Euglandina, encontrado en la base de maguey en la localidad de Sombrerillo, Querétaro. El organismo tiene una longitud de concha de 10 cm.  Foto de Etel Sánchez Méndez.

Tanto en babosas, semi babosas y caracoles, los tamaños son muy variables y alcanzan estadios de maduración relativamente rápido después de su eclosión. En el caso de los caracoles, podemos encontrar organismos en etapas adultas que no superan los 0.5 mm de largo de la concha, pero también existen los macro moluscos como el caracol gigante africano que puede alcanzar un tamaño de concha de alrededor de 15 centímetros.

Estos animalitos han tenido una participación importante para los humanos, desde formar parte de la dieta, de rituales humanos, en la medicina o como ornamentaciones. Sin embargo, para la mayoría de las personas, son criaturas pequeñas que se dedican a la dieta detritívora (es decir, se alimentan de la materia en estado de descomposición), contribuyendo significativamente al ciclo de nutrientes que pasan al suelo.

Aunque existen notas dispersas en la literatura acerca de la ecología de estos organismos, como sus hábitos alimenticios, sus preferencias de hábitats o de vegetación, en México se carece de estudios específicos sobre todos estos aspectos. Lo que se sabe es que algunas familias tienen gustos por vivir en las hojas de los árboles o en sus troncos, en bromelias o en plantas epífitas, también se les puede encontrar en lianas, otros prefieren estar en el mantillo del suelo o el microhábitat que se forma debajo de los troncos de los árboles caídos o incluso en la base de los magueyes, se sabe que existe una migración vertical y que pueden llegar a enterrarse hasta un metro y medio de profundidad en el suelo. En cuanto a alimentación,  se ha descrito que hay preferencias alimentarias y que algunos se alimentan de otros invertebrados como arañas, cochinillas, mosquitos, incluso caracoles más pequeños.

En México se han descrito alrededor de mil especies repartidas en 47 familias, sin embargo, aún falta mucho trabajo para saber cuántas especies de estos invertebrados podemos encontrar en las distintas regiones del país. Así que este grupo es una excelente oportunidad para las nuevas generaciones de biólogos que deseen nombrar nuevas especies.

Muchas formas, tamaños, colores y ornamentaciones es lo que podemos encontrar cuando hablamos de moluscos continentales.

¿Quieres saber más?

Barker, G. (2001). Gastropods on land: phylogeny, diversity and adaptative morphology. The biology of terrestrial molluscs, 1, 139.

Bouchet, P. et al. (2017). Revised classification, nomenclator and typification of gastropod and monoplacophoran families. Malacologia, 61 (1-2), 1-526. https://doi.org/10.4002/040.061.0201

Burch, JB. et al. (1987). Clave genérica para la identificación de gastrópodos de agua dulce en México. Universidad Nacional Autónoma de México. 

García, EN (2003). Moluscos continentales de México: terrestres. Revista de Biología Tropical, 51 (3), 483-493. 

Naranjo-García, E. et al. (2010). The lesser families of Mexican terrestrial molluscs. American Malacological Bulletin, 28(2), 59-80. https://doi.org/10.4003/006.028.0222

Naranjo-García, E. (2014). Biodiversidad de moluscos terrestres en México. Revista mexicana de biodiversidad, 85, 431-440. 

Thompson, FG. (2011). An annotated checklist and bibliography of the land and freshwater snails of the México and Central America. 1, 303.

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