¿Reconoces la obra anterior? Se llama “Impresión, sol naciente” del pintor Claude Monet (1872). La corriente artística del impresionismo toma su nombre a partir de esta obra.
El impresionismo se desarrolló en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, y entre sus mayores representantes se encuentran Claude Monet, Édouard Manet, Edgar Degas, Camille Pissarro y Auguste Renoir. Esta época coincide con la Segunda Revolución Industrial, por lo que, la corriente impresionista se benefició de los avances de la industria química.
Uno de estos avances tecnológicos fue la invención del tubo de aluminio con tapón de rosca para almacenar pintura, éste sustituyó a las vejigas de cerdo. El beneficio es claro, ya que proporcionó una forma más eficiente para almacenar la pintura y evitar su rápida oxidación o secado.
Un segundo avance determinante para el desarrollo de esta corriente fue la obtención de nuevos pigmentos artificiales, tales como: amarillo de cromo, ultramarino francés, rojo largo, violeta de cobalto y verde esmeralda. Sin estos pigmentos no tendríamos la amplia gama de colores representativos de las pinturas impresionistas, llenas de color hasta en las sombras. Estos nuevos pigmentos, como óxidos metálicos de cromo y zinc, proporcionan mayor estabilidad química durante el proceso y en las obras terminadas, además de tonos más brillantes.
Actualmente los cuadros impresionistas continúan en estudio para determinar con precisión los pigmentos empleados con el objetivo de realizar trabajos de restauración o mejorar el cuidado de las obras. Por ejemplo, en la Figura 2 se muestra un estudio de microscopía (microscopía óptica y análisis de rayos X de dispersión de energía) de la pintura Port-Goulphar, Belle-Île de Monet, 1887, para determinar la composición de los pigmentos empleados; en el análisis se reportó que los pigmentos contienen los siguientes elementos químicos: cromo, en el verde viridiana; calcio y cadmio, en el amarillo de cadmio; mercurio, en el bermellón; aluminio, en un tono de rojo oscuro (madder lake); cobalto, en el violeta; y silicio, en el ultramarino francés.
Con los avances anteriores resultó posible pintar un atardecer, un estanque o un baile justo en el momento, justo en el mismo día, y sin las antiguas preocupaciones por la disponibilidad de las pinturas. Cabe destacar que los avances tecnológicos fueron muy bien aprovechados gracias a la genialidad de los artistas impresionistas.
¡Es impresionante el impresionismo! La próxima vez que te detengas a contemplar una obra de esta corriente artística, considera también la importancia de los avances científicos y tecnológicos que ayudaron a los artistas a crear sus hermosas obras. Por último, te recomiendo echarle un ojo a mi obra preferida: Amapolas (Coquelicots, 1873) de Monet, localizada en el museo d’Orsay (https://www.musee-orsay.fr/en/node/286):
¿Quieres saber más?
Dredge, P., et al. (2003), «Monet’s Painting under the Microscope», Microsc. Microanal. 9, 139–143, DOI: 10.1017/S1431927603030198
Roy, A., (2007), «Monet’s Pallete in the Twentieth Century : Water-Lilies and Irises», National Gallery Technical Bulletin, Vol. 28.
Germinario, G., et al. (2021), «Microanalyses and Spectroscopic Techniques for the Identification of Pigments and Pictorial Materials in Monet’s Pink Water Lilies Painting», Microscopy and Microanalysis, 1–15, DOI:10.1017/S1431927621013556
https://www.metmuseum.org/toah/hd/imml/hd_imml.html
https://www.marmottan.fr/en/collections/claude-monet/
https://www.musee-orsay.fr/en/node/286
https://www.smithsonianmag.com/arts-culture/never-underestimate-the-power-of-a-paint-tube-36637764/