Empaques biodegradables: ¿Héroes ambientales o Green-washing?

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En enero de 2020 se promulgó en el artículo 25 sección XI BIS de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, un proyecto que prohíbe la distribución, comercialización y entrega de bolsas de plástico al consumidor. Sin embargo, derivado el estilo de vida capitalino (y capitalista), hubo empresas que recurrieron a ciertas medidas para seguir comerciando y produciendo bolsas plásticas, en forma de bolsas “biodegradables”, táctica de mercadotecnia conocida como Greenwashing (“Lavado verde”). Pero, ¿qué tan cierto es que existen bolsas compostables y amigables con el medio ambiente? Como dijo alguna vez el filósofo inglés Francis Bacon “La duda es la escuela de la verdad”, y bajo esta premisa, revisemos brevemente el mundo de las bolsas biodegradables.

Pregúntale a tus padres qué usaban para ir al mercado. Porque aunque ahora están por todos lados, y pensamos que no podemos vivir sin ellas, las bolsas plásticas aparecieron en Estados Unidos apenas en 1957. No fue hasta finales de la década de los 70’s que se popularizaron en México y muchos otros países. Este nuevo material parecía mágico: comparado con las bolsas de otro material, el plástico es barato, práctico y  duradero. Quizá demasiado duradero. Ahora tenemos un material virtualmente indestructible para usarlo de manera desechable.

Rápidamente la acumulación de residuos y el descubrimiento en 1997 de las Islas de Basura en el océano Pacífico (Great Pacific Garbage Patch) encendieron las alertas mundiales y se comenzó a regular y sancionar su uso desmedido. A partir de este momento, la estrategia ha sido reemplazar la nociva bolsa de plástico por opciones más amigables con el entorno, como lo son las bolsas compostables y biodegradables.

Fig 1. Empaques biodegradables: ¿Héroes ambientales o Greenwashing?
Con todo y restricciones en México hacia el uso de plásticos, los datos indican que después de la pandemia su consumo va en aumento nuevamente.

Estos empaques prometen descomponerse en fragmentos inofensivos para el ambiente en un tiempo relativamente corto, y así poder ser compostados. Esto desde luego suena tentador, sobre todo porque basta con mirar el campo mexicano en las carreteras durante los viajes familiares, y te aseguro que no habrá un solo kilómetro de camino sin evidencia de plásticos. Cabe mencionar que hay diferentes tipos de materiales y procesos de producción que afectan su capacidad de degradación, por ejemplo, los bioplásticos están hechos de fuentes naturales como almidón de maíz, caña de azúcar o incluso bacterias. 

Por otra parte, algunos empaques se promocionan como «degradables», pero esto no necesariamente significa que sean biodegradables, ya que a menudo se descomponen en pequeños fragmentos (los temidos microplásticos), empeorando así la contaminación medioambiental. Los empaques compostables son diseñados para descomponerse en compostaje doméstico o industrial, sin embargo, su degradación eficaz depende de ciertas condiciones adecuadas como la temperatura y humedad.

Fig 2. Empaques biodegradables: ¿Héroes ambientales o Greenwashing?
Del tamaño de un país pequeño, la Isla de Basura del océano Pacífico no solo es un triste y preocupante paisaje, sino un recordatorio de que la estrategia de las bolsas biodegradables está fallando catastróficamente.

Tomemos el caso del plástico procesado por altas presiones (HPP), el cual es comercializado por diferentes empresas y en diferentes presentaciones. Pero este plástico requiere instalaciones de compostaje industrial para descomponerse adecuadamente. Si se depositan en vertederos o en la naturaleza, pueden comportarse como plásticos convencionales ya que las condiciones en las que se descomponen no logran ser replicadas en el entorno. Además, los vertederos suelen carecer de las condiciones ideales de compostaje y los plásticos biodegradables pueden no descomponerse adecuadamente allí. 

El proceso inadecuado de compostaje de plásticos biodegradables desencadena finalmente la liberación de gases de efecto invernadero y otros subproductos perjudiciales. Por último, la falta de regulación y estándares claros en la industria de los empaques biodegradables ha permitido que algunos productos se etiqueten erróneamente como «biodegradables» sin cumplir con las expectativas. Asimismo, existe una creciente presión por parte del sector industrial que incita a no temer al uso de los plásticos, sea cual sea su composición química, como si de una burla se tratara.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos contra los empaques biodegradables? 

Sencillo, pero primordial, investigar y preguntar. Antes de comprar productos con empaques biodegradables, investiga la marca y los materiales utilizados. Asegúrate de que cumplan con estándares reconocidos de biodegradabilidad, para lo cual basta que consultes en internet el número y código del plástico o envase utilizado.

Fig 3. Empaques biodegradables: ¿Héroes ambientales o Greenwashing?
Si te asomas en la parte posterior de la botella o debajo de esta, podrás observar una marca, relieve o etiqueta con alguno de estos números, con el cual tú mismo puedes verificar qué tipo de plástico se utilizó en dicho envase.

A pesar de la promesa de los empaques biodegradables, su efectividad puede variar según diversos factores. La falta de regulación y estándares claros en la industria ha llevado a la confusión del consumidor. Es esencial mantenerse informado y tomar decisiones conscientes para reducir nuestro impacto ambiental. La biodegradabilidad es una parte de la solución, pero no la única. La reducción y el reciclaje siguen siendo fundamentales en la lucha contra la contaminación por plásticos. 

Agradecimientos

Un agradecimiento especial por sus revisiones y comentarios a Etel y a Sfiore

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