LUCA, nuestro último ancestro en común

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¿Cómo empezó la vida en nuestro planeta? Realmente aún no podemos contestar esta pregunta, pero tenemos algunos indicios. ‘Omnis cellula e cellula’ nos dice que toda célula proviene de otra preexistente, pero esto no siempre es necesariamente cierto, ya que implicaría la existencia de una cadena infinita de células. Lo cierto es que en algún momento tuvo que haber una primera célula, ancestro de todas las formas de vida actuales. Para simplificarlo, llamémosla LUCA, siglas en inglés de último ancestro común: Last Universal Common Ancestor.

Me gusta hacer un símil con el Big Bang. La física nos permite entender lo que sucedió unas fracciones de milésima de segundo después del origen del Universo, pero no podemos entender el origen como tal. Así, la evolución nos permite entender cómo se desarrollaron las formas vivas a partir de LUCA, aunque aún no entendamos el origen de la vida per se.

Parafraseando a Darwin:

Hay grandeza en esta visión unificadora de la vida, que mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado, y continúan haciéndolo, una infinidad de formas bellas y maravillosas a partir de una sola célula.

A pesar de nuestras aparentes diferencias con las demás formas de vida, podemos estar seguros de que TODA la vida tiene un único ancestro en común. Y que, además, hay una cadena única (y por eones ininterrumpida) de ancestro-descendiente (o madre-hijo) que une a cada uno de nosotros con esa célula primordial. Los monos son nuestros parientes. Pero también lo son los leones y las jirafas. Las aves y las tortugas. Los sapos y los peces. Las esponjas y las medusas. Los paramecios y las amebas. Las sequoias, los helechos y las levaduras. Tanto las bacterias como las arqueas.

Árbol de la vida que muestra cómo se relacionan los tres dominios a través de LUCA. Crédito: Weiss et al. (2016).

Y el chiste es que, hace unos tres mil seiscientos millones de años, todo lo que ahora vive y lo que alguna vez vivió radicábase en el alma de una sola célula. Esta primera célula era una unidad protoplasmática, que a diferencia de las demás, tenía las características necesarias para perpetuarse como el quid de este planeta; tenía membrana y proteínas, pero además poseía información genética que le permitía reproducirse. Conforme aumentaba esta población primitiva, los recursos se agotaban, y los organismos autótrofos empezaban a surgir. De ahí en adelante, esta conjunción auto replicante de la materia (La Vida) sentaba su dinámica fundamental: una carrera por permanecer, usando los servicios que otra parte de ella misma proveía. El clima cambió, favoreciendo a unos linajes más que a otros en un bamboleo incesante, dejando como relicto numerosas extinciones masivas, documentadas en el glorioso Registro Fósil, cuyo único objetivo parece ser el de enseñarnos, maravillarnos y confundirnos.

Este tan solo es el inicio de nuestra Historia.

¿Quieres saber más?

Weiss, M., et al. 2016. “The physiology and habitat of the last universal common ancestor”, Nature Microbiology 1, 16116. https://doi.org/10.1038/nmicrobiol.2016.116

Penny, D. and Poole, A. (1999). “The nature of the last universal common ancestor”, Current opinion in genetics & development, 9(6): 672-677.

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Autor

  • Juámas

    Soy biólogo, nacido en Ecuador pero egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en México y Oaxaca es mi lugar favorito del planeta Tierra.

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