Cuando se habla de los componentes del sistema nervioso, probablemente lo primero que se nos viene a la mente son las neuronas. Estas células de forma peculiar nos las han mostrado desde nuestras primeras clases de ciencias naturales. Sin embargo, las neuronas, y el sistema nervioso en general, no podrían funcionar sin la ayuda de otro tipo de células a las que, lamentablemente, no se les ha prestado tanta atención: las células gliales.
El término glía deriva de la palabra griega para nombrar al pegamento, ya que en un principio se pensaba que estas células funcionaban como un pegamento que mantenía a las neuronas unidas, dándoles soporte. Posteriormente se vio que las células gliales no solo proveen de soporte a las neuronas, sino que también participan en la regulación de la comunicación sináptica (sinapsis es la forma en que las neuronas se comunican) y en el metabolismo neuronal.
A su vez, las células gliales se clasifican en astrocitos, oligodendrocitos y microglía, cada una de las cuales lleva a cabo funciones específicas. De estas, los astrocitos (figura 1) son los más abundantes. Se encuentran ampliamente distribuidas entre los espacios de las neuronas y cumplen un papel muy importante en regular el metabolismo neuronal, proveyendo nutrientes a las neuronas. Además, regulan el medio extracelular controlando la concentración de iones y neurotransmisores.
Por otro lado, los oligodendrocitos (figura 2) se encargan de envolver a los axones de las neuronas con sus membranas, formando lo que se conoce como vainas de mielina. La mielina va a funcionar como un aislante, similar al que vemos en los cables, permitiendo que la conducción eléctrica se dé de manera eficiente.
Las neuronas, los astrocitos y los oligodendrocitos tienen un origen embriológico común, es decir, derivan de lo que se conoce como neuroectodermo, una capa de células embrionarias. En cambio, las células de la microglía derivan del mesodermo, que es la capa que da origen a la sangre y al sistema inmune. Y, justamente, la microglía funciona como el sistema inmune del sistema nervioso y es capaz de fagocitar agentes externos que logran entrar, así como remover células muertas. Durante el desarrollo del sistema nervioso, se encarga de remover conexiones o sinapsis, además se ha visto que se activa durante enfermedades neurodegenerativas, pero su participación en estos procesos aún se sigue estudiando.
El conocer el rol de estos tipos celulares nos ayudará a ampliar el panorama sobre la función general del sistema nervioso, dándonos herramientas que nos permitan entender mejor los procesos de comunicación neuronal, funciones cognitivas y diversas enfermedades que afectan al sistema nervioso.
¿Quieres saber más?
Bear, M. F., et al. (2016), «Neuroscience: exploring the brain». Fourth edition. Philadelphia: Wolters Kluwer.
Kandel, E., et al. (2013), “Principles of neural science”, McGraw-Hill, 5ª edición, pp. 1487-1521.
Reyes-Haro, D., et al. (2014), «La glía, el pegamento de las ideas«, Ciencia, pp. 12-18.
Glosario
Sinapsis: Región de contacto entre dos neuronas. Se forma por la neurona presináptica, la cual transmite información a la neurona postsináptica.
Neurotransmisor: Compuesto químico que es liberado por la neurona presináptica, que ejerce función sobre la neurona postsináptica.
Mielina: Prolongaciones membranosas de los oligodendrocitos (en el sistema nervioso central) o células de Schwann (en el sistema nervioso periférico), que envuelven a los axones.
Neuroectodermo: Porción del ectodermo a partir del cual se desarrolla el sistema nervioso central y periférico. El ectodermo es una de las tres capas germinales del embrión.
Mesodermo: Es de las capas germinales del embrión, se encuentra entre el endodermo y ectodermo.
Fagocitar: Proceso por el cual una célula asimila a otra o a un cuerpo externo para su degradación.
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