El día comenzó como cualquier otro desde que cayó la primera nevada. Todo blanco a nuestro alrededor, las montañas espolvoreadas con azúcar glass eran acariciadas por el frío y suave viento de cada mañana.

Había destellos de luz por doquier. El sol de invierno, que resplandecía sobre nosotros, era reflejado por millones de copos de nieve; una vista espectacular. Era un día más caluroso que otros; nos invitaba a pasear en vez de encerrarnos mientras esperábamos que pasara la tormenta de nieve, mi novio y yo decidimos salir a pasear al terminar nuestra jornada laboral; estábamos ansiosos por disfrutar ese día cálido.

Decidimos pasarlo en el parque nacional de Yellowstone. Pronto se acercaba la temporada de invierno y el parque cierra, así que debíamos aprovechar cada oportunidad. El trayecto al parque duraba 10 minutos, el pueblo se veía tranquilo y vacío, como era de esperarse no había fila para entrar al parque nacional.

Cruzar la entrada fue como abrir el armario y entrar a Narnia: los árboles meciéndose al ritmo del viento, el silencio ante la ausencia de turistas, y la música que creaban las aguas del río semicongelado. Todo era tan apacible, que respirabas tranquilidad. Seguimos hasta uno de nuestros puntos favoritos, y comenzamos a caminar ese sendero que empezamos tantas veces pero no habíamos logrado concluir. Era una vista hermosa, los árboles estaban salpicados de blanco, los animalitos al brincar de rama en rama hacían caer nieve sobre nosotros. Una pequeña ardilla arriesgó su vida brincando desde un árbol hasta el suelo, tratando de rescatar la nuez que había escondido cerca de donde yo estaba, no se la fuera yo a robar…

Y… a lo lejos… ¿Sr. Tumnus?

Dos patas enormes y cubiertas de pelo nos daban la espalda; desplazándose lentamente cuesta arriba, imponentes, fuertes, gruesas como el tronco de un joven árbol… El habernos perdido en la inmensidad del silencio, nos hizo adentrarnos en el camino sin prestar atención a lo que nos esperaba un poco más adelante, un gran Bisonte (Bison bison).

Olfateaba con su nariz entre la nieve buscando algo que comer. Retrocedimos un poco lentamente; lo peor y mejor que puedes experimentar en este parque es un encuentro así de cercano con este maravilloso animal. Algo me recorrió la espina dorsal, sentí frió en la nuca y no era por el frío del invierno. La cercanía era demasiada como para no sentir miedo. De pronto alcanzamos a ver otros dos un poco más adelante…

Acolchonando nuestras pisadas; la nieve nos permitió retroceder tranquilamente sin perturbarlos y pudimos tomar un par de fotos a una distancia “más prudente”. ¿Qué hacían unos bisontes en el camino y tan cerca de los humanos? Al alejarnos íbamos viendo dónde pisar para evitar hacer ruido cuando observamos algo en la nieve: eran sus pisadas. En verano nunca nos topamos con ésta situación en el sendero. Seguimos observando… ¿De dónde venían?

Géiser Old Faithful.

Erupciones frecuentes y predictivas que han maravillado a millones de personas desde 1870. Trescientas personas lo visitaron en el año de 1872, un número pequeño pero muy importante ya que fue el inicio del parque, además de que era complicado llegar al sitio en aquel entonces pues lo hacían a caballo mayormente. Old Faithful es un géiser de los quinientos que hay en Yellowstone, el cual parece que su destino era volverse una gran atracción turística ya que se encuentra en la zona suroeste del parque, donde el paisaje volcánico es único, una excelente ubicación y es un lugar muy amigable para la visita y acceso del hombre (aunque no es recomendable acercarse de más), además de muchos animales, los cuales buscan su calor durante los días fríos.

Como si de un teatro se tratara, hay bastantes bancas colocadas para que podamos ir a apreciar el show. Es una maravilla verlo hacer erupción y por ellas se ha convertido en el géiser más famoso del mundo. Expulsa entre 14006 a 31797 litros de agua la cual se eleva desde los 30 hasta los 54 metros, evento que se repite 20 veces a lo largo del día a un ritmo constante (de ahí su nombre). A mí me gusta decirle “La vieja confiable”. Sin duda alguna, es un hecho que hará erupción todos los días; desde su descubrimiento no ha dejado de hacerlo. Tanto que al ir te dan un estimado de a qué hora será la siguiente erupción y el 90% de las veces es acertado… Con una variación de algunos minutos. Una de las tantas pruebas de que bajo nosotros respira tranquilamente el supervolcán, activo y paciente; un aviso constante de su grandeza.

Éstas maravillosas erupciones duran 1.5 minutos y si tienes suerte puedes apreciarlo ¡hasta por 4.5min! Un evento donde la sinfonía del agua es acompañada por una gran cantidad de vapor y el peculiar aroma a sulfuro que caracteriza ciertos puntos en Yellowstone.

Old Faithful en verano. Foto Ken Clinton.

En éste hermoso lugar las temperaturas más bajas durante invierno pueden llegar hasta -28°C con sensación térmica de -30°C; dependiendo del humor de “la Bruja Blanca”. Los animales buscan ser acogidos por el calorcito generado por el agua que expulsa Old Faithful la cual puede alcanzar los 95°C; mientras que el vapor puede alcanzar hasta más de 176°C.

En invierno encuentras en los alrededores ardillas, venados, alces, entre otros animales, disfrutando del sauna. Esos Bisontes parecía que acababan de pasar el rato cerca del calorcito que emiten las erupciones de Old Faithful. Con la ausencia de los humanos los animales descienden, sintiéndose seguros de visitar esos lugares que llegamos a invadir con nuestra insaciable curiosidad por las maravillas naturales; lo que para nosotros es un gusto, para ellos es una necesidad. Durante todo el año puedes presenciar muchos animales viviendo tranquilamente en el parque pero con la tranquilidad del invierno los encuentras en zonas que normalmente en otra temporada no verías… y podrías llevarte muy lindas sorpresas.