Mientras hablaba durante una clase sobre la problemática que existe en biología al definir qué es una especie, surgió el tema de las bacterias. Las bacterias son organismos mal llamados “simples”, pues su forma de vida y las interacciones que guardan con otros organismos son bastante complejas. Yo tengo experiencia con aquellas bacterias que son transmitidas por ácaros y garrapatas que parasitan mamíferos de vida silvestre.
Siendo estudiante de un laboratorio dedicado a la ecología de enfermedades, he aprendido que una garrapata o un ácaro pueden ser análogos a la caja de Pandora: algunas de sus bacterias han sido bien estudiadas, pero hay muchas otras que faltan por ser descubiertas y que pudieran llegar a tener un gran impacto para la salud humana y animal.
Pero llegar hasta la bacteria no es tarea sencilla. Porque la bacteria está en la sangre, la sangre en la garrapata y la garrapata sobre el ratón. “Y el pasto verde crecía alrededor”- diría esa canción infantil que siempre viene a mi mente cuando explico esta parte. La mayoría del tiempo encontramos especies de bacterias bien conocidas, con nombre y apellido; pero otras veces encontramos especies que pudieran ser nuevas para la ciencia.
Y entonces te das cuenta de que nuevamente estás frente a la caja de Pandora; más bien, frente a la caja de Forrest Gump en esta ocasión. Porque, sinceramente, nunca sabes la bacteria que te va a tocar. Y te puedes animar a darle un nombre y apellido, pero quienes se dedican a la microbiología van a ignorar ese nombre hasta que te enfrentes a otra caja más: la caja de Petri. Porque resulta que ante las autoridades bacterianas una especie de bacteria no es especie hasta que sea sembrada y cultivada en un agar. Mientras pasa eso, tu bacteria recibirá un título nobiliario llamado Candidatus. Y en las bacterias que han sido encontradas en ácaros o garrapatas abundan estas “candidatas”. Que son como el gato de Schrödinger, porque existen y a la vez no, hasta que sean validadas.
Hoy en día se propone que la mayoría de las especies que faltan por describir en el planeta son bacterias. Pero es probable que ese número esté sobreestimado, si jamás llegan a tocar una placa de agar en una caja de Petri. Y en realidad es una tarea bastante compleja pues se trata de recrear las condiciones de la sangre dentro de las garrapatas o sus huéspedes de manera artificial.
Quizá muchas bacterias nunca lleguen a ser sembradas, permaneciendo dentro de la caja de Pandora, pero perseguir su estudio es importante para identificar aquellas que causan enfermedades y tener planes de control. Lo mismo pasa con el concepto de especie: muchas veces no es necesario definir qué es una especie de manera formal, sino entender cómo se delimitan para poder estudiarlas.
¿Quieres saber más?
Larsen, B. B., et al. (2017), "Inordinate fondness multiplied and redistributed: the number of species on earth and the new pie of life", The Quarterly Review of Biology, 92(3), 229-265.
Pallen, M. J. (2021), "The status Candidatus for uncultured taxa of Bacteria and Archaea: SWOT analysis", International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology, 71(9).
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