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La resistencia bacteriana es una de las mayores preocupaciones en el área de la salud pública. Se trata de la capacidad de los microorganismos bacterianos para desarrollar mecanismos de defensa contra los antibióticos, lo que hace que el tratamiento no funcione. Esto es un gran problema, ya que los antibióticos son una herramienta clave para combatir infecciones y enfermedades. Es importante que todos estemos conscientes de este problema, y hoy lo desglosamos aquí.

Usualmente este es un fenómeno natural que ocurre por cambios en la genética (mutaciones); sin embargo, existen varios factores que provocan que las bacterias se vuelvan resistentes e incluso multirresistentes. Uno de esos factores es la naturaleza de su pared celular bacteriana, esta estructura celular les permite a las bacterias desarrollar cierta resistencia hacia los antibióticos. Otro factor importante es que a lo largo de los años hemos abusado del uso de antibióticos. En muchos lugares los antibióticos pueden comprarse sin receta médica y se suelen utilizar de forma inadecuada para tratar resfriados, molestias de dolor o gripes, esto ha acelerado el proceso de resistencia  y la multirresistencia.

Con el tiempo, tratar enfermedades causadas por bacterias como la tuberculosis, la neumonía o la gonorrea se ha convertido en una labor cada vez más complicada, al punto de que el paciente se vuelve más propenso a complicaciones, poniendo en riesgo su integridad y su vida.

Según la OMS, entre algunas de las bacterias que se tienen registradas como multirresistentes se encuentran las Pseudomonas como P. fluorescens, P. syringae y P. putida, que provocan neumonía grave, y varias enterobacterias como Klebsiella, Escherichia coli, Serratia spp. y Proteus spp., cuyas complicaciones pueden llegar a generar necrosis (muerte celular) de la mucosa intestinal. Estas bacterias provocan infecciones graves y usualmente letales. 

La principal fuente de esta resistencia bacteriana son los hospitales, esto debido a que los trabajadores de la salud están en constante contacto con pacientes infectados por bacterias resistentes, existiendo más probabilidades de que los demás pacientes sean colonizados y de que igual se contaminen los equipos médicos. Además, el uso desmedido de antibióticos de amplio espectro, la gravedad de la enfermedad y la estancia prolongada también favorecen la aparición de cepas de bacterias resistentes. Así mismo, la propia negligencia médica da como resultado la mala administración de antibióticos y la propagación de bacterias resistentes. Es importante reconocer que el buen uso de los antibióticos es fundamental, se deben indicar solo cuando son estrictamente necesarios, el tiempo que sea realmente necesario y con la mayor especificidad posible.

A partir del 2019 hubo un gran incremento de pacientes hospitalizados, principalmente por contagios de SARS-CoV-2, virus causante del COVID-19. Estas hospitalizaciones incrementaron el riesgo de infectarse por bacterias intrahospitalarias. Contextualizando, los casos más graves de COVID-19 necesitaron el uso de ventiladores mecánicos para llevar oxígeno a los pulmones, para esto, se debe colocar un tubo que va desde la boca hasta los grandes bronquios. El tubo y el tiempo de estancia son factores de riesgo para que haya una colonización bacteriana. Incluso el propio virus de COVID-19 daña a los pulmones dejando vulnerable el sistema inmune del paciente. 

Los pacientes que se encuentran en Unidades de Cuidado Intensivo, tienen un mayor riesgo de sobreinfección por bacterias y hongos. Asimismo, se debe tener en cuenta que para tratar casos graves y mejorar la sobrevida del paciente, como en aquellos que presentan inflamación pulmonar, se utilizan medicamentos esteroides, los cuales generan la desventaja de disminuir las defensas del cuerpo provocando que la infección bacteriana sea más agresiva.

Actualmente los pacientes infectados de SARS-Cov-2 son más susceptibles a adquirir cepas bacterianas con multirresistencia. A esto se le suma la búsqueda de soluciones rápidas para el tratamiento por COVID-19. José Millán Oñate Gutiérrez, médico infectólogo, expresidente de la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) menciona que querer prevenir y tratar al COVID-19 dio pauta a la desinformación de esta nueva enfermedad, provocado que muchas personas empezaran a utilizar antibióticos como un tratamiento “mágico” de la infección por COVID-19 sin tener en cuenta que los antibióticos actúan precisamente sobre bacterias, no sobre virus como lo es el SARS-CoV-2. Las personas se automedicaron queriendo proteger su salud, con los grandes riesgos que se pueden tener.

Como conclusión, se debe recalcar que la única manera de luchar contra la multirresistencia bacteriana es el uso racional de los antibióticos. El personal de salud tiene que estar constantemente actualizado de información para permitir un mejor tratamiento de patologías y controlar reacciones adversas. Se debe estar lo suficientemente capacitado para el correcto tratamiento de pacientes infectados por microorganismos patógenos, pacientes inmunodeprimidos, pacientes que requieran intervenciones mecánicas y pacientes que han desarrollado resistencia a antibióticos. De igual manera, las personas en el día a día deben informarse y tener cuidado de no consumir antibióticos innecesarios para tratar infecciones leves y apegarse estrictamente al esquema de tratamiento.

La buena difusión de información que abarque los cuidados personales para prevenir enfermedades debe de ser fundamental en nuestro entorno.

¿Quieres saber más?

Jáuregui L., et al. (1996), “Factores de riesgo para la adquisición de bacterias multirresistentes“, Anales Médicos Asociación Médica del American British Cowdray Hospital, (41): 61-164.

Marchetti M., et al. (2011), “Resistencia bacteriana a los antimicrobianos ocasionada por bombas de eflujo. Impacto en la multiresistencia“, Analecta Veterinaria, 31 (2): 40–53.

Londoño J., et al. (2016), “Factores de riesgo asociados a infecciones por bacterias multirresistentes derivadas de la atención en salud en una institución hospitalaria de la ciudad de Medellín 2011-2014“, Infectio, (20): 77-83.

Pintado, V. (2016), “Fármacos antiguos y nuevos en el tratamiento de la infección por bacterias multirresistentes“, Servicio de Enfermedades Infecciosas. Hospital Ramón y Cajal. Madrid., (29): 39-42.

El impacto de la COVID-19 en la resistencia antimicrobiana

Bacterias multirresistentes: por qué es necesaria una acción inmediata

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