Biología en la política: Entre ciencia y acción

5
(10)

En mi paso por la Facultad de Ciencias de la UNAM me di cuenta de que los científicos venían en dos colores: los que sostienen fervientemente opiniones políticas, y los que trataban de mantenerse lo más alejados posibles de dichas cuestiones. Al final, resulta difícil preocuparse por hacer ciencia cuando la justicia social no abunda en los alrededores de tu centro de investigación. Tarde o temprano te toca involucrarte. Pero la pregunta de si los biólogos deberían involucrarse directamente en la política, especialmente en la política ambiental, plantea interrogantes sobre el papel de los científicos en la toma de decisiones que afectan al ambiente. Exploremos los argumentos a favor y en contra de que los biólogos participen activamente en la política.

¿Qué podría aportar un biólogo en la toma de decisiones?

La biología, como disciplina científica, ha hecho y sigue haciendo importantes aportaciones en materia pública. El estudio de los sistemas biológicos nos ha proporcionado un mayor entendimiento sobre el funcionamiento de los organismos, lo que a su vez ha permitido el desarrollo de soluciones para abordar problemas de salud, alimentación y otros aspectos clave para el bienestar humano. Por ejemplo, gracias a la biología se han descubierto tratamientos innovadores para enfermedades como el cáncer, mejorando significativamente las tasas de supervivencia de los pacientes. Los biólogos ambientales, en particular, poseen una comprensión profunda de los ecosistemas, las interacciones entre las especies y los impactos de las actividades humanas en la naturaleza. Esta experiencia los coloca en una posición única para ofrecer asesoramiento técnico y científico en la toma de decisiones políticas.

Los científicos además desempeñan un papel fundamental en la mejora del desarrollo social, ya que proporcionan conocimientos, herramientas y enfoques para abordar los desafíos que enfrenta la sociedad. A través de la investigación científica, se generan avances en diversos campos, desde la medicina y la tecnología hasta la agricultura y la conservación del medio ambiente. Estos avances tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas y en la construcción de sociedades más sostenibles.

Argumentos en contra de la participación política de los biólogos

En la antigüedad, la política y la ciencia no se veían como campos separados y excluyentes. Aristóteles, por ejemplo, consideraba que la política era una ciencia práctica que se basaba en principios morales y éticos. Sin embargo, a lo largo del tiempo, se han desarrollado creencias y estereotipos que han contribuido a la percepción de una brecha entre la ciencia y la política.

Esta brecha radica en que, por un lado, la política busca tomar decisiones colectivas que involucran la gestión del poder, la formulación de leyes y la distribución de recursos, mientras que la ciencia busca obtener conocimiento sobre el mundo natural y explicar los fenómenos a través del método científico.

Esta diferencia fundamental ha llevado a la creencia de que la política se basa en la subjetividad de los intereses partidistas, mientras que la ciencia se basa en la evidencia y la lógica. Esta percepción ha llevado a la idea de que la política puede interferir con la búsqueda de la verdad científica y que la ciencia puede ser utilizada selectivamente para respaldar agendas políticas. Por ejemplo, en los campos de las ciencias sociales y humanidades, se cuestiona ampliamente la noción de objetividad científica, ya que incluso decidir qué merece “observación” puede ser considerada una postura política en sí misma.

Es importante reconocer que la ciencia y la política no son necesariamente incompatibles. Ambas persiguen el bienestar de la sociedad y tienen la capacidad de complementarse mutuamente. La ciencia puede proporcionar información y análisis rigurosos para respaldar la toma de decisiones políticas informadas, mientras que la política puede traducir los conocimientos científicos en acciones y políticas concretas.

Pero esto no termina ahí. La política y la ciencia también pueden interactuar en dos contextos distintos: la propaganda y la gobernanza.

En el ámbito de la propaganda, o la mercadotecnia política, se utilizan estrategias de comunicación y persuasión para influir en la opinión pública y obtener el respaldo de los ciudadanos. Los partidos políticos y los candidatos utilizan técnicas de mercadotecnia para construir su imagen, transmitir mensajes políticos y movilizar a los votantes. En este contexto, puede haber una tensión entre la ciencia y la política, ya que los argumentos científicos pueden ser sobre simplificados o manipulados para ajustarse a las estrategias de mercadotecnia o intereses grupales.

Por otro lado, la gobernanza se refiere a la administración de los recursos y la toma de decisiones en el ámbito político. Implica la formulación de políticas públicas, la asignación eficiente de recursos y la gestión de los asuntos de una nación. Aquí es donde el quehacer científico, incluida la biología, puede desempeñar un papel importante.

En el ámbito de la gobernanza, la biología puede ofrecer información valiosa para abordar desafíos ambientales y de sostenibilidad. Los biólogos pueden contribuir a la gestión adecuada de los recursos naturales, como la conservación de bosques, la protección de especies en peligro de extinción y la planificación de áreas protegidas. Además, el conocimiento científico en biología puede ayudar a comprender las implicaciones de las políticas en términos de salud pública, seguridad alimentaria y conservación del medio ambiente.

Enfrentando el desafío

Además de la participación directa en la política y el activismo, existen otras formas en las que los biólogos podemos contribuir al proceso de toma de decisiones gubernamentales. Una de ellas es desempeñar roles como consultores externos en comités científicos o grupos asesores. Estas posiciones permiten a los biólogos aportar experiencia de manera imparcial, brindando una perspectiva científica fundamentada en datos.

El deber de los científicos es proporcionar información y recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible, sin verse influenciados por intereses partidistas. La integración de la ciencia, especialmente la biología, y la política en la elaboración de políticas públicas representa nuevos horizontes y posibilidades para el desarrollo y bienestar social. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más complejo, es crucial reconocer el valor de la ciencia en la toma de decisiones informadas y basadas en evidencia.

En conclusión, la participación política y el activismo en el campo de la biología plantean desafíos significativos para los biólogos. Sin embargo, cuando se abordan con conciencia y equilibrio, pueden convertirse en una poderosa herramienta para la defensa del medio ambiente. La clave está en encontrar los recursos adecuados para utilizar el conocimiento científico para informar y guiar las decisiones políticas, además de  vincularnos con las personas y organizaciones de la sociedad civil que trabajan por la conservación de la naturaleza, para brindarles información de calidad que les ayude a fundamentar acciones estratégicas. Juntos, podemos trabajar hacia un futuro en el que la ciencia y la acción se complementen para encaminarnos hacia una sociedad más sostenible.

Agradecimientos

Agradezco a Jorge Ávila y a Evatsin por haber revisado el borrador de esta entrada, y haciendo comentarios oportunos. Gracias a Paola Licea por sus comentarios sobre la estructura del texto y hacia donde canalizarlo.

¿Quieres saber más?

Steel, B., et al. (2004), “The role of scientists in the environmental policy process: a case study from the American west“, Environmental Science & Policy, 7: 1–13.

Laitos, J. G. (2019), “How Science Has Influenced, But Should Now Determine, Environmental Policy“, William & Mary Environmental Law and Policy Review, 43 (3): 759-805.

Likens, G. E. (2010), “The role of science in decision making: does evidence‐based science drive environmental policy?“, Frontiers in Ecology and the Environment, 8 (6): e1-e9.

O’Riordan, T. (2004), “Environmental Science, Sustainability and Politics“, JSTOR, 29 (2): 234-247.

¿Te ha gustado este artículo?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 10

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este artículo.

Ya que has encontrado útil este artículo...

¡Compártelo con tus amigues!

Siento que este artículo no te haya gustado...

¡Déjame mejorar este artículo!

Dime, ¿Cómo puedo mejorar este artículo?

Autor

  • Juámas

    Soy biólogo, nacido en Ecuador pero egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en México y Oaxaca es mi lugar favorito del planeta Tierra.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir al contenido