¿Cada cuánto recambiamos las células de nuestro cuerpo?

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¿Alguna vez has escuchado que cada 7 años reemplazamos todas las células de nuestro cuerpo?

Pues esta afirmación es una mentira, pero la idea parte de un fenómeno biológico que es verdadero: el recambio o renovación celular

El recambio celular es un fenómeno que es necesario para reemplazar las células que van muriendo en los tejidos del cuerpo y, además, les permite desempeñar funciones específicas a cada uno de ellos. Los tejidos se conforman en su mayoría por células diferenciadas que perdieron su capacidad de proliferar, por ende, para poder especializarse y realizar trabajos más puntuales de cada tejido. Por esta razón, el recambio se da principalmente a partir de grupos de células troncales no diferenciadas, coloquialmente conocidas como “células madre”. 

Las células troncales se ubican en lugares específicos denominados nichos, donde su proliferación y diferenciación se encuentra altamente regulada. Es en estos lugares donde las células troncales crean nuevas células diferenciadas para reemplazar a las muertas y al mismo tiempo se auto-renuevan para seguir manteniendo la capacidad proliferativa en el tejido. El recambio no solo ocurre gracias a las células troncales, también puede darse a partir de células diferenciadas que después de algún daño o estímulo sufren una desdiferenciación para recuperar su capacidad proliferativa y ayudar así a la regeneración del tejido.

La tasa de recambio entre los tejidos suele ser muy variable, esto depende de cuantas células mueren, de la capacidad proliferativa de sus células troncales, y del papel fisiológico que desempeña cada tejido. Por ejemplo, la alta tasa de recambio en los epitelios permite mantener una capa de células muertas que funciona como barrera para proteger de daños ambientales, mientras que la baja o nula tasa de recambio en el sistema nervioso central evita que la adición de nuevas neuronas altere las conexiones específicas de este sistema.

Entre algunos tejidos con altas tasas de recambio encontramos gran variedad de tejidos epiteliales, como las paredes del intestino que les toma en promedio 5 días renovarse, o la piel que tarda 4 semanas. Otro ejemplo sería el tejido sanguíneo, en donde los glóbulos rojos se renuevan por completo cada 4 meses, mientras que a los glóbulos blancos les toma apenas 5 días.

También existen tejidos con tasas de recambio bajas, aquí podemos encontrar los que conforman al hígado, que tardan no más de 3 años en renovarse por completo; en los huesos el recambio puede tardar de 5 a 20 años, dependiendo de si es tejido cortical o esponjoso; y el tejido adiposo puede tardar en promedio hasta 8 años. Entre los que tienen una tasa recambio muy baja encontramos el corazón, donde se ha observado que menos del 50% de los cardiomiocitos son reemplazados a la edad de 75 años; y las neuronas del hipocampo, las cuales se ha determinado que se reemplazan 1.74% de ellas cada año.

Por último, encontramos los tejidos quiescentes, los cuales no sufren un recambio y las células que lo conforman pueden durar toda una vida, o van muriendo sin tener un reemplazo. En esta clasificación podemos encontrar neuronas corticales de algunas regiones del cerebro como la corteza occipital, así como los óvulos o gametos femeninos, o las células de la retina del ojo.

Pero ¿cómo es posible saber la edad de las células en nuestros cuerpos? Esto es posible gracias a la datación radiológica con isótopos como el carbono 14. Este isótopo, entra en pequeñas cantidades a nuestros cuerpos después de consumir plantas que han fijado CO2 con el carbono 14, o de animales que han comido estas plantas. Considerando que para que haya recambio celular se tiene que sintetizar más DNA, el nuevo DNA sintetizado incorporará el carbono 14, si es que se encuentra presente. El DNA permanece estable en las células a partir de la última división celular, lo que permite utilizar el isótopo como un marcador temporal del nacimiento de una célula.

Ahora entendemos por qué no reemplazamos el cuerpo cada 7 años, quizá podríamos realizar un promedio con las tasas de recambio de las células de todos los tejidos y tener así un dato aproximado, pero sería innecesario simplificar algo biológicamente muy complejo. Hoy en día, la idea que se tenía sobre la ausencia de recambio en tejidos como el cerebro o el corazón han sido reconsideradas debido a nuevos estudios con isótopos, y todavía hace falta entender muchas cosas más sobre la dinámica de los tejidos. Entre algunos de ellos, es el como se ve involucrado el recambio en algunas enfermedades, en lesiones y el envejecimiento, lo que nos permitirá implementar y mejorar terapias para promover la regeneración de los tejidos

¿Quieres saber más?

Lane, S. W., et al. (2014), “Modulating the stem cell niche for tissue regeneration“, Nature biotechnology, 32 (8): 795-803.

Pellettieri, J., & Alvarado, A. S. (2007), “Cell turnover and adult tissue homeostasis: from humans to planarians“, Annu. Rev. Genet., 41: 83-105.

Simons, B. D., & Clevers, H. (2011), “Strategies for homeostatic stem cell self-renewal in adult tissues“, Cell, 145 (6): 851-862.

Sender, R., & Milo, R. (2021), “The distribution of cellular turnover in the human body“, Nature medicine, 27 (1): 45-48.

Spalding, K. L., et al. (2005), “Retrospective birth dating of cells in humans“, Cell, 122 (1): 133-143.

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