Algunas personas han vivido la experiencia de llenarse de piojos. En primera instancia escuchamos cosas terribles al respecto de estos pequeños insectos, sin embargo, pocas veces somos conscientes de sus increíbles adaptaciones evolutivas para vivir a expensas de otros animales como los humanos, las aves y los mamíferos marinos.
A los piojos se les denomina también exoparásitos, puesto que a diferencia de otro tipo de parásitos, llevan su ciclo de vida sobre el huésped y no dentro de él. Los piojos se caracterizan por ser ápteros (que no tienen alas), tienen un aparato bucal picador-chupador con el cual perforan los vasos capilares del huésped, alimentándose de su sangre. Su cuerpo es achatado dorso-ventralmente y tienen patas que terminan en garras para fijarse a las plumas o el pelo.
El ciclo de vida de los piojos es directo, debido a que únicamente necesitan de un huésped para pasar toda su vida sobre él, se alimentan de su sangre y ponen huevos (conocidos como liendres) en su pelo o plumas. Los huevos eclosionan y se desarrollan tres etapas de ninfa (estadios juveniles de los piojos, muy similares al adulto pero con un exoesqueleto blando y más pequeños en tamaño) que, cuando llegan a la madurez, copulan y el ciclo vuelve a iniciar. Estos parásitos se transmiten por el contacto directo entre huéspedes.
Existen dos especies de piojos que parasitan al ser humano; Pediculus humanus, el piojo de la cabeza y Pthirus pubis, el piojo púbico o ladilla. Estas dos especies tienen morfologías diferentes de acuerdo a la zona del cuerpo que parasitan.
Si bien, solo estas dos especies parasitan al humano, los piojos son todo un suborden de insectos (Anoplura) con 539 especies aproximadamente. Dentro de esta diversidad, existe una familia de piojos, los equinoftíridos, que presenta la particularidad de vivir en el pelo de mamíferos marinos como las nutrias, lobos marinos, morsas y focas. La relación entre los piojos equinoftíridos y los mamíferos marinos resulta interesante ya que los piojos tienen un origen terrestre y ambas especies han coevolucionado con adaptaciones morfológicas y ecológicas estrechas.
En los lobos marinos existe una capa de aire atrapada bajo el pelo que sirve como aislante para mantener la piel seca cuando los animales están sumergidos. Esta capa de aire es aprovechada por los piojos para desarrollar su ciclo de vida completo, pero otros mamíferos marinos como las focas, morsas y leones marinos no poseen esta gruesa capa de pelo, por lo que dependen más de la grasa para aislar el frío.
Una adaptación a la vida marina que han desarrollado los equinoftíridos se presenta en sus huevos. Los huevos se adhieren al pelo gracias a una sustancia viscosa denominada cemento, que se secreta mucho al ovipositar.
Por otra parte, estos piojos poseen unos espiráculos (estructuras respiratorias) con una membrana que los recubre como consecuencia de su estilo de vida. Al observar los piojos al microscopio podemos darnos cuenta de que su primer par de patas, están modificadas para tener una función sensitiva; mientras que el segundo y tercer par de patas son robustas y terminan en garras, están diseñadas para sujetarse fuertemente al pelo del huésped. A diferencia de otros piojos, los equinoftíridos tienen una gran cantidad de espinas y escamas, las cuales se han reportado que retienen el sebo de los mamíferos y sirven como protección contra las bajas temperaturas.
Estos piojos prefieren vivir en las crías de los mamíferos, ya que estas se encuentran más tiempo en tierra que los adultos. La oviposición (proceso de implantación de los huevos) ocurre en el área dorsal dado que esta zona se seca más rápido; sin embargo, los estadios ninfales y adultos, prefieren vivir en la zona ventral, pues ahí se mantiene una humedad mayor, que minimiza el riesgo de desecación. Estos se transmiten principalmente de manera vertical, es decir, de la madre a su progenie, ya que es la forma más fácil de dispersión.
Los parásitos son vistos como criaturas indeseables y puede ser lógico considerando sus historias de vida. Sin embargo, cuando estudiamos su evolución y sus adaptaciones, podemos ver la maravilla en su biología, además de que sus roles ecológicos, como el de la transmisión de enfermedades o el control de poblaciones, son fundamentales para la salud de los ecosistemas. Los parásitos, como los piojos, regulan el tamaño de las poblaciones, este tipo de interacciones son vitales y se han construido tras miles de años de evolución.
Agradecimientos
El autor agradece a Rocío y a Dr.deparasitos por haber revisado el borrador de esta entrada.
El autor agradece a Rosario y Cris, mis profesoras de parasitología por compartir sus conocimientos conmigo.
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