Polen en las ruinas: La Historia del Templo Mayor contada por el polen

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Siguiendo con la tradición de explorar sitios maravillosos en la Ciudad de México y explicar la ciencia que hay detrás de ellos, hoy recorreremos el imponente Templo Mayor. Este lejano recorrido en la Historia de México lo haremos usando una muy diminuta y poderosa máquina del tiempo: granos de polen.

Templo Mayor, Ciudad de México. Fotografía tomada por Luciferasa.

Durante sus excavaciones los arqueólogos recolectan, entre muchas otras cosas, muestras de tierra. Esta tierra se utiliza para llevar a cabo estudios sobre los minerales de la región, así como investigaciones palinológicas. La palinología es una rama de la ciencia que se dedica al estudio de los granos de polen, que son las células sexuales masculinas de las plantas con semilla. Los granos de polen están protegidos por una cubierta externa compuesta principalmente por proteínas que la vuelve muy duradera y permite que se conserve por mucho tiempo. Cada especie de flor tiene una estructura única en sus granos de polen que es observable bajo un microscopio. La cubierta del polen suele tener espinas, ornamentos o pequeñas cavidades. Además, los granos pueden ser de forma esférica, piramidal, de estrella, etc. Todo esto permite que los científicos puedan identificar las especies de plantas a través de sus granos de polen, y esa información se puede usar para viajar al pasado… ¿Los granos de polen nos permiten reconstruir la historia? 

Ponen de Bromelia sp (izquierda) y Heliconia sp (derecha). Fotografías tomadas por Batimasy.

La resistencia y la especificidad de los granos de polen ha llevado a los investigadores a darles una multitud de aplicaciones. Por ejemplo, en la paleontología se utilizan los granos de polen fósil para conocer cómo eran los ecosistemas del pasado, lo que proporciona información detallada sobre el entorno en el que vivieron los dinosaurios y otros organismos prehistóricos. Observando e identificando el conjunto de granos de polen de una región, los científicos pueden saber si los fósiles hallados se encontraban en una zona desértica o de una exuberante selva. Del mismo modo, los arqueólogos pueden aprender mucho sobre el ambiente y las plantas presentes en épocas antiguas a partir del análisis del polen encontrado en sus excavaciones. 

El Templo Mayor

Pero regresemos a la ciudad. Si uno decide visitar el centro de la Ciudad de México con fines turísticos es casi obligatorio realizar una parada en el Templo Mayor. El Templo Mayor es un sitio arqueológico que fue en su momento el centro ceremonial y político de la antigua ciudad de Tenochtitlan. Actualmente es posible visitar las ruinas arqueológicas y el museo aledaño, uno de los museos más completos sobre culturas prehispánicas. Además, desde su descubrimiento en 1978, las excavaciones y estudios que se realizan en el sitio no han parado y continúan hasta la fecha. 

Los estudios arqueológicos realizados en el Templo Mayor han proporcionado valiosa información sobre la cultura, la religión y las prácticas de los mexicas. Los estudios palinológicos de la tierra depositada en las ofrendas han revelado plantas cultivadas, medicinales y rituales que arrojan luz sobre sus prácticas agrícolas, religiosas y curativas. Además, estos estudios nos proporcionan un contexto más amplio para comprender la vida cotidiana y las prácticas culturales de esta civilización. 

La cultura mexica tenía una profunda conexión con la naturaleza y atribuía significados simbólicos a las flores en sus rituales y creencias. Las flores se manifestaban de diversas formas en la vida cotidiana, desde metáforas en el lenguaje hasta decoraciones en templos y objetos ceremoniales. También se les encontraba bordadas en la vestimenta, labradas en piedra, en coronas, guirnaldas y ramilletes adornando los templos, o servían para convocar a los dioses mediante sus vistosos colores y penetrantes aromas. Además, estaban simbólicamente relacionadas con lo precioso, la poesía, la vida y las victorias militares. 

Los estudios palinológicos realizados en el Templo Mayor entre los años 2007 y 2014 (Ortiz Tenorio, L. A., 2022) han revelado especies de flores previamente desconocidas en la zona arqueológica, lo que demuestra que, incluso en sitios bien conocidos, la investigación continua puede arrojar resultados novedosos para enriquecer nuestra comprensión del pasado. Algunas de estas flores fueron:

  1. Guayaba (Psidium guajava): Es un árbol de zonas tropicales que no crece naturalmente en el valle de México, pero es común en Veracruz o Chiapas. Sus flores, al igual que la fruta, son aromáticas. Debido a que la flor es blanca, probablemente la elegían para simbolizar la luz y atraer a los dioses.
  2. Girasol (Helianthus annuus): Destaca por su forma y su brillante color amarillo. Era conocida como la flor escudo, y se otorgaba a los guerreros victoriosos. Se ha detectado su polen en ofrendas que contienen lobos mexicanos, armas y ricos atavíos. También se encuentra con frecuencia en la poesía náhuatl. Está relacionada con el sol, la guerra, los cautivos, los guerreros, el escudo, los honores y el prestigio de las actividades bélicas.
  3. Amaranto (Amaranthus cruentus): El amaranto podría tener su propio artículo debido a lo relevante que fueron sus semillas en los rituales y como alimento de los mexicas. Era considerado un alimento sagrado y altamente nutritivo. También, se creía que el amaranto era el alimento de los dioses y su consumo los fortalecía espiritualmente. En el caso particular de la flor, los racimos de amaranto eran asociados con el dios Huitzilopochtli (dios de la guerra) y con la sangre y la muerte en sacrificio.
  4. Dalia (Dahlia coccinea):  Por sus tonalidades naranjas y rojizas era vinculada con la guerra, el Sol y la luminosidad. Con ellas se realizaban guirnaldas para decorar la estatua de Huitzilopochtli, así como altares y casas durante ciertas fiestas religiosas. Hoy en día, la dalia es considerada la flor nacional de México.

Polen de guayaba (Psidium guajava). Imagen tomada de Ortiz Tenorio, L. A., 2022.

Polen de girasol (Helianthus annuus). Imagen tomada de Ortiz Tenorio, L. A., 2022.

Podemos ver que los estudios de polen en el Templo Mayor y otros sitios arqueológicos son una herramienta esencial para comprender la historia, la ecología y las prácticas culturales de las civilizaciones antiguas. Los resultados de estos estudios pueden ayudar a los investigadores a recrear aspectos de la vida en el pasado y a obtener una comprensión más profunda de cómo las sociedades interactuaban con su entorno natural.

Agradecimientos

Agradezco a la Auricularium y a Sensu Lato por haber revisado y comentado el borrador de esta entrada.

¿Quieres saber más?

Ortiz Tenorio, L. A. (2022), «Las flores de la guerra. Análisis polínico de la Ofrenda 120«, Estudios de Cultura Náhuatl , 64: 109-141.

Ortiz Tenorio, L. A. (2023), «Flores para Huitzilopochtli», Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

Graulich, M. (2001), «El simbolismo del Templo Mayor de México y sus relaciones con Cacaxtla y Teotihuacan«, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 23 (79): 5-28.

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